11 May, 2014

¿Cerrarías la puerta antes de irte?


-Bueno, gracias.
-¿Gracias por qué?
-No se, por todo.
 El ambiente era incómodo. Se le escapó una lágrima, que trató de esconder contra mi hombro. Pero no estaba triste. Comenzó a reírse, sin darse cuenta.
 -¿Qué pasa?
 -Nada -mintió-. Quiero vestirme, voy a arrancar para casa.
 -¿Y si esperás hasta que no llueva?
 -Todo bien, no pasa nada.



 Deslizó el brazo por la manga de la camisa. Me di cuenta que le estaba costando vestirse.

 -Si querés podés quedarte a dormir.
 -Mejor no -contestó- se va a hacer tarde.
 -Como quieras.
 Después ya no habló. Se levantó, sin decir nada, y miró por la ventana. Afuera estaba el apocalipsis.
 Me giré hacia la pared:
 -¿Cerrarías la puerta antes de irte?
 No me hizo caso. El ruido del ascensor se fue lo último que me dejó. Existe la noción de que un clavo saca otro clavo, que hay muchos peces en el mar. No sé si quiero comprobarlo.