tag:blogger.com,1999:blog-215663272024-03-05T02:28:26.545-08:00···Welshrine···MWMWMWMWMWMWMWMWMWMWMWMWelshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comBlogger54125tag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-73366131706969719492023-04-10T20:36:00.006-07:002024-01-26T16:49:29.420-08:00Igual<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigsF8z_xXyH-Wrzvpb4gJe4npvSDNr-U6pLR1bCGyi5BZ6w96y1P1t4M_xZsb3HKmMzNhbcM8NCI0UF2GmwNHjkRqO7W7GCsaUtZFUBsXsINAnHa8eBIf8TLemZcpnOW4FQKvw9pnyMwvs0wuRxErCULnuDe4kEG__3cZktClnN_9IpwKOXA/s1280/IMG_20230411_003445_434.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="828" data-original-width="1280" height="259" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigsF8z_xXyH-Wrzvpb4gJe4npvSDNr-U6pLR1bCGyi5BZ6w96y1P1t4M_xZsb3HKmMzNhbcM8NCI0UF2GmwNHjkRqO7W7GCsaUtZFUBsXsINAnHa8eBIf8TLemZcpnOW4FQKvw9pnyMwvs0wuRxErCULnuDe4kEG__3cZktClnN_9IpwKOXA/w400-h259/IMG_20230411_003445_434.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p><p><br /></p><p>no me hagas imaginarte</p><p>durmiendo en el techo de nuevo</p><p>cortando el tránsito con la mirada</p><p>enajenada de lo que sabías que era cierto</p><p>barajando las cartas de la vida y repartiendo</p><p>siempre igual de ocupada</p><p>siempre a punto de morir estresada</p><p>esta parte de mí es para mí, esta es tuya por el momento</p><p>y esta para el mundo que me obliga a sobrevivir</p><p>y yo que aprendí a olvidarme de todo, todavía me acuerdo</p><p>que no estábamos enamorados ni estábamos de acuerdo en eso</p><p>que dormíamos bien y nos despertábamos descansados y plenos</p><p>esa vez descubrí que vos eras lo más importante del mundo para tu vieja</p><p>ella estaba lejos y no sabía cómo ayudarte</p><p>tampoco dejaba de intentarlo, y discutían por eso a cada rato<br /></p><p>su mirada conmigo cambió el día que le contaste que estábamos juntos, además de ser amigos</p><p>como si yo tuviera el poder para hacerte algo malo</p><p>pobre, no te conocía realmente <br /></p><p>señora, su hija cuando se pierde se pierde en serio</p><p>no le importa romper el corazón de nadie</p><p>de hecho, generalmente es lo que termina haciendo <br /></p><p>nunca entendí por qué, pero bueno</p><p>qué más podíamos hacer si nada tenía sentido</p><p>si dejamos pasar la oportunidad de madurar</p><p>si decidimos no aprender el saludo mágico <br /></p><p>y nos reímos del resto mientras pudimos</p><p>después yo me caí del mapa</p><p>y ayer cuando nos cruzamos</p><p>te pregunté cómo habías estado</p><p>vos dijiste: igual</p><p>como si no hubiera pasado el tiempo</p><p>porque nos conocimos de verdad y yo entendía</p><p>que igual no era algo bueno</p><p>ni normal, ni mucho menos</p><div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-59459035456229162442022-06-05T20:12:00.077-07:002024-01-26T22:51:01.216-08:00Melanesia<div style="text-align: justify;"></div><p><br /> En el camino formado por el hábito, que cruzaba en diagonal por las cuadras vacías del barrio, llenas todavía de monte y de estepa, encontré a un alacrán peleando contra un hormiguero. La tierra arcillosa se había quebrado por la sequedad del verano, y bajo sus mosaicos existía un micromundo de insectos que buscaban refugio y humedad. El alacrán en realidad estaba muerto y las hormigas lo transportaban sin romperlo.</p><p> Iba prácticamente ciego para evitar el brillo del cielo. Tenía que hacer veinte cuadras hasta el almacén más cercano, diez de ida con el sol castigando y diez de vuelta con el suelo quemándome a través de las zapatillas. En el medio estaba el cruce de ruta, una encrucijada peligrosa por la que cada tanto alguien pasaba sin mirar y quedaba debajo de un camión.</p><p>Cuando entré al local una brisa fresca me hizo estornudar. "Para los que traen el virus hay un recargo", me saludó la chica en la caja, que escuchaba su lista de rock nacional mientras remarcaba precios y veía las horas pasar. Era la primera quincena de las vacaciones y la gente había dejado la ciudad.</p><p>Demoré entre las góndolas con el pretexto de leer las etiquetas mientras me recuperaba bajo el aire acondicionado, haciendo memoria de lo que iba a comprar. Necesitaba fruta para desayunar, pan y queso, limpiador para el suelo. Agregué un sifón de soda, a la que me estaba volviendo adicto, y una libreta para organizarme con las notas que venía escribiendo. Mi última publicación sobre la escalada de tensiones en Melanesia tenía cada vez más lecturas y quería aprovechar ese impulso para meter más variedad en los temas, romper con el reporte nuestro de cada día sobre robos violentos, fútbol inconsecuente y el aumento estimado de la inflación.<br /><br /> Llegué a la caja con las compras entre los brazos. A ella le causaba gracia que siempre me olvidara de traer mis bolsas. Las de nylon estaban prohibidas en el municipio, pero yo había pasado demasiado tiempo afuera como para recordalo. Se demoró en cobrar para charlar un poco, del tiempo o de cualquier otra cosa, como ya era nuestra costumbre. En realidad habían almacenes más cerca de casa, aunque en ninguno de los demás estaba ella.<br /><br /> Me daba cuenta que la tenía que invitar a tomar algo porque siempre que le pasaba el DNI con la tarjeta se quedaba mirando mi nombre o la foto carnet. El problema era que todos los rancios y los borracines se la encaraban día por medio, y ya había tenido problemas con el dueño por ese tema. Nunca entendí por qué le echaba la culpa a ella, pero tampoco me iba a meter para no traerle más problemas. La tensión entre nosotros, creía, era real; porque cuando la estás sintiendo significa que ya es mutua. Sino, dicen, automáticamente se convierte en incomodidad.</p><p>Ya me había preguntado con quién vivía, si salía los fines de semana, si tenía hijos o qué. Me había contado, sin que se lo preguntara, que ella tenía un bebé y se había separado al poco tiempo de ternerlo.<br /><br /> Yo pasaba una o dos veces a la semana, y nuestra charla era una acumulación hilada de los comentarios que intercambiábamos durante el año. Siempre nos acordábamos en dónde la habíamos dejado, lo que según un amigo al que le había hablado del tema no podía no ser un indicio. Esta vez comentábamos lo rápido que se nos había pasado el tiempo desde el verano anterior, casi volando. Ella se quejó del calor y yo le respondí que acá adentro estaba divino, logrando que se le escapara una risa boba.<br /> <br /><a href="#"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjED2-VFzJJnRaYk5gj8DmAoXiRmI0D1FbQi_O5hCO46ePM9-vGD6AQG4qmzO0PHx4rs6I-W8d9F_RSnln3IhKMmpaaB5vVn4p-E07OxeMdtw5RBaVG_nDMVncNnl1ElbBN6EfAY-y28LRVuDS-OCa649b2Btc1wwW3cJ4EcBcXiVrs9b-jCg/w400-h261/Scorps.jpg" /></a><br /><br /> Ni siquiera tuve la iniciativa de pedirle su teléfono. Después de un silencio más largo de lo que podíamos soportar, reuní mis compras entre los brazos y la saludé diciendo felices vacaciones. Quiso saber si me iba, y a dónde. Mentí que a la playa por un par de semanas, aunque mi plan era encerrarme a escribir y cuidarle los gatos al vecino. Le dije que nos veíamos a la vuelta, pero ella puso el índice sobre la balanza del mostrador, sentenciando:<br /><br /> -Yo no voy a estar acá para siempre.<br /><br /> El brazo que apoyaba en su cintura remarcaba su seriedad. Me explicó que solamente necesitaba ese trabajo hasta que pudiera entrar a hacer lo que había estudiado, a partir del próximo mes. Eso significaba que era la última oportunidad. Con la mirada me decía "dale pelotudo, algo, lo que sea", pero sentí que también había un no escondido en el fondo de esa mirada. Eran ojos como nunca los había visto, con una expresión caleidoscópica que concentraba expectativas, frustración, y las explicaciones que no me podía ofrecer porque no nos conocíamos realmente.<br /><br /> "Buena suerte", la saludé, y salí a la calle sofocante. Un par de adolescentes que fumaban marihuana encerrados en un auto abandonado me estudiaron todo el trayecto. Escuchaban algo que parecía ser freestyle; el humo los envolvía y no alcanzaba a darme cuenta si se iban a bajar para robarme, o si tenían miedo de que los quisiera mandar al frente. Tampoco importaba. Solamente podía pensar en volver, con el pretexto de haberme olvidado algo, pero las piernas no me obedecieron. El cuerpo automatizado siguió por el camino de la costumbre, como hechizado por el sol.<br /><br /> Un perro con la lengua al ras del suelo se acercó para olfatearme, intrigado por el olor a comida en mi ropa. Las compras empezaban a pesarme y una gota de transpiración salada rodó por mi ceja, pero volví a encontrarme con el hormiguero, y sentí que necesitaba mirarlo con más detenimiento.<br /><br /> Era la cáscara vacía de un escorpión hueco, la muda de piel que los alacranes cambian para crecer durante su etapa de latencia. Una pieza perfecta, observé mientras la removía con un palito, que conservaba intacta la sección superior. Eran animales nacidos para sufrir. Al despertar de ese sueño ya serían adultos y deberían salir al mundo con la urgencia de reproducirse. Su existencia completa podría ser una tortura pero no tenían forma de saberlo; el viento del verano los orientaba, les indicaba hacia dónde tenían que ir, y eso era la vida para ellos.<br /></p><div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-30139457909302876972021-09-27T18:34:00.065-07:002023-05-14T19:01:02.445-07:00Por cosas como esa<div style="text-align: justify;">Alguien me dijo una vez que elegimos las historias que tenemos, pero eso no explica por qué me acuerdo de tantos asuntos ajenos que me obligan a escribir a cualquier hora de la noche; cosas que ni siquiera entiendo para qué me contaron, llenas de detalles, generalmente inventados. Todo se sostiene por tres o cuatro imágenes, como un cuento sin texto en el que cada página es un dibujo. Y lo veo a él, llorando en la escalera del edificio, mientras ella le patea la espalda para que avance, bajando por la oscuridad del pasillo.<br /></div><p>Un auto que se da vuelta como una tostada, mamá y la hermana van del lado desafortunado, él tiene ahí doce años. No hay nada que hacerle, pero después la convivencia con su padre es una mierda porque están todo el tiempo encerrados en una casa vacía. La gente que lo comprende le tiene pena y los que no se dan cuenta le dan ganas de romperles la cabeza contra la vereda. En el club lo único que le piden es saltar más alto, hasta tocar el tablero. En el colegio están los pibes y en el baño los puchos. Al principio alcanzaba con eso.<br /><br />Un día apareció Florencia, que era buena mina pero muy pelotuda y le hablaba como si algún día se fueran a casar, o como si ya estuvieran casados. Después estaba esa chica que encontró sola en un bar y supo que tenía que acercarse a hablarle. En el último año todavía no entendía si le gustaban las chicas en pareja o cagarse a trompadas con sus novios, así que terminó decidiéndose por tomar falopa. El dinero no era un problema: estaba lo del seguro de vida.<br /><br />El curso de ingreso en ingeniería había sido un descontrol. Para el final de segundo año ya no quedaban mujeres en la carrera, y las que estaban tenían barba. El fútbol no tiraba nada, la cerveza artesanal no lo convocaba, al cine ya no iba; eso fue lo que le contó cuando se conocieron, o eso es lo que ella me contó sobre cómo había empezado su relación anterior.</p><p>Ella usaba la pollera azul lisa, su camisa transparente, cancanes y borcegos; él era un rockero que llegaba tarde a la facultad y con olor a escabio. Le dijo a sus amigos que algún día se iba a poner de novio con ella. Las chicas fueron corriendo a contarle, ella con su frialdad de mantis religiosa y él que todas las clases de dibujo intentaba sentarse al lado suyo. Eran otras épocas. Por supuesto, ella no le dirigía la palabra; pero el chabón persistía, sin hablarle porque no era necesario, después de un tiempo ya sin mediar el saludo.<br /><br />Trato de imaginarlo pero no puedo, alguien tan descarado y al mismo tiempo discreto, encantador a los ojos de sus amigas, insistiendo en silencio durante meses, obviamente acostándose con otras mientras tanto pero firme cada semana junto a su tablero de dibujo técnico. Sin hacer chistes ni pidiéndole un lápiz prestado: los dos en silencio, esforzándose para concentrarse bajo ese perfume sin aroma que es la joven adultez de veinte años.<br /><br />Es un hechizo poderoso saber que le gustás a alguien. Ese qué se yo de misterio y dinamita en su actitud tenía el atractivo de la confianza desmedida, que muy seguido identifica a los psicópatas carismáticos. A mí jamás se me hubiera ocurrido ser tan jugador. Lo mío había sido el colmo de lo sencillo, hacerla reir en el pasillo de un bar, darnos unos besos y contarle algo interesante para que se acordara de mí cuando se le pase la resaca. Pero él lo intentó de frente, en el cumpleaños de alguien, sin conversar demasiado.</p><p> </p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjU8F0cPegVRCdatrC3dYveBlODgIUfkpzYCYDQZbYJlecifyMcTQ1cYc5s1K7EJiGOzFftfPZwc5t3QjJEwInIxlLmnD2WcBlESdbpD9RpG34LJAAPkwgulPXPxXod3B0C-j3E/s456/pf_1632792099.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="456" data-original-width="312" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjU8F0cPegVRCdatrC3dYveBlODgIUfkpzYCYDQZbYJlecifyMcTQ1cYc5s1K7EJiGOzFftfPZwc5t3QjJEwInIxlLmnD2WcBlESdbpD9RpG34LJAAPkwgulPXPxXod3B0C-j3E/s16000/pf_1632792099.jpg" /></a></div><p><br />Los primeros meses fueron la alegría de la vida. Parece que el tipo tenía un miembro de otro planeta, aunque al tiempo la emoción se le pasó porque, según sus palabras, con esa tarasca de caballo no podían hacer nada. La frustración aumentaba y la convivencia se hacía pesada. Él no cocinaba, apenas limpiaba, y ella se encargaba de todo porque compartían un departamento sin haberlo convenido antes. Además él tenía grandes problemas de celos, y cuando no conseguía anotarse en sus horarios se le metía en el aula <i>para</i> <i>pasar el rato</i>.<br /><br />La pala que corría como una liebre y los pibes que se pasaban semanas completas dibujando todo a último momento, cuando se acercaban las fechas de entrega. Ella mandándose a mudar largas temporadas, porque no se lo aguantaba cuando estaba con los amigos. Y la tiza siempre a la vista, como si fuera un centro de mesa. Por cosas como esa nunca quiso presentárselo a sus padres. Ella en cambio sí conocía al papá de él, que la incomodaba preguntándole <i>qué tiene mi hijo para merecer a una chica como vos</i>, incapaz de darse cuenta que ya empezaba a hacerse la misma pregunta.<br /><br />¿Por qué estaba contando esto? Ah, sí, la ruptura. Una cosa amarga. Mugre por toda la casa, él que no es capaz de entender una indirecta y ella que harta, equivocada, le grita <i>yo no puedo llenar el lugar de Tamara</i>. Ahí se va todo a la mierda, porque él en vez de contestar hace estallar la botella contra la heladera, manotea las llaves de la mesa, pega un portazo y sale para el ascensor. Gritar en el pasillo, dejar el departamento abierto, nada les importa. Era uno de esos vínculos que denominan tóxicos, pero que en realidad son simbióticos. Ella le grita <i>pegame, pegame</i>, nadie entiende por qué; él la mira rabioso, atravesándola con la mirada, pero al final no pasa nada.<br /><br />Al final se corta la luz. Ninguno pronuncia palabra durante varios minutos. De a poco y mal vuelven a hablarse, porque tienen que hacer fuerza para abrir la puerta del ascensor, atascado entre dos niveles. Maniobras para salir, vos primero, no, vos, y así; empiezan a reírse, reptan hacia un pasillo que, como no hay electricidad y ninguno tiene su celular, no pueden saber en qué piso está. Él que la abraza, bajo el resplandor de la salida de emergencia, pero en lugar de besarla se larga a llorar y recién ahí ella comprende que eso fue todo. Él que le ruega, prometiendo cambiar, algo que nadie le había pedido.<br /><br />Lo que sí le pide, ya que no la deja irse, son las llaves del edificio; y como tampoco se las quiere entregar ella empieza a enojarse. En la última escena los dos van bajando por la escalera, a ciegas, y a veces él frena para sentarse, llorar con las manos en la cara, pedirle que no se vaya, amenazando con suicidarse. Ella, reacción curiosa, lo patea en la espalda como si realmente fueran hermanos. Admite que en el fondo, en el momento, le parece entretenido. Yo la escucho y me doy cuenta que está loca, que demoré demasiado en percibirlo; porque lo relata como si fuera algo normal que no le pasó hace un año sino en otra vida y eso, por algún motivo, se me hace lo más triste de todo.</p><div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-72336736924419411752021-03-26T18:32:00.023-07:002022-06-23T18:03:35.766-07:00Secuencia<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> Llego a la esquina, busco para estacionar del otro lado porque hay
una banda escabiando en la vereda y después resulta que es culpa mía si
les pinta hacer una locura. No me gusta flashar Esteban Etcheverría,
pero es lo que termina pasando. Freno detrás de una casa rodante con un
stencil que dice <i>"No las hemos</i> [silueta de las islas] <i>de olvidar"</i>. En el
barrio hay cada vez más casas rodantes, porque hay cada vez más
personas y el espacio sigue siendo el mismo. Nadie pareciera darse
cuenta, y si se dan cuenta estarían eligiendo no hablar del tema. En la
puerta del mercadito hay dos canas. Antes los pasaba de largo como si
fueran fantasmas pero desde que maduré aprendí que conviene saludarlos.
Elijo verduras de los cajones de afuera, que son los que están en
oferta. La banda mira y me relojea, tirando un par de bolazos. Serán unos veinte; como no les doy
pelota, vuelven a sus asuntos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> Consigo lo que necesitaba y me
pongo en la fila, detrás de un tipo bastante regular y una vieja que no
usa tapabocas. La banda se desconoce y arranca a las trompadas. Desde adentro los
observamos a través de la vidriera, como si fuera un show de títeres. Algunos</span><span style="font-family: arial;"><span style="font-family: arial;"> que están en la puerta</span> comentan entretenidos</span><span style="font-family: arial;"><span style="font-family: arial;"> </span>mientras los demás nos quedamos esperando hasta que nos atiendan. Cuando llego al frente, la chica me dice que el
precio es por kilo y que tengo que completar sí o sí una cantidad redonda; que sinó no me puede cobrar. Piña va, piña viene. Me quedo pensando
cómo puede ser que no quiera cobrarme si tiene una balanza digital, pero
igualmente no le hago el planteo porque</span><span style="font-family: arial;"><span style="font-family: arial;"> son dos kilos por cien pesos y</span> ya no se consigue comida a ese precio.
Completo la bolsa, vuelvo para la caja. Empiezo a dudar si conviene dejar o
llevar el paquete de yerba, pero cuando estoy en el mostrador la cajera observa perdidamente como a través de mí, y dice:</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> -Tiene un arma.</span></div><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiolGT-XX3tPDdsjgDVAeDlVv9o5Z_2I3eU51T9bibC4CscZBvU5Zg5YqOerEOAjjBf_2jh35H1fXtUvzBa-TBQCJdWUM2Z4fImEA2frxkUnEhR__ncRJ96TO2piWzx-yXlyLaQ/s476/161656402764150751.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="304" data-original-width="476" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiolGT-XX3tPDdsjgDVAeDlVv9o5Z_2I3eU51T9bibC4CscZBvU5Zg5YqOerEOAjjBf_2jh35H1fXtUvzBa-TBQCJdWUM2Z4fImEA2frxkUnEhR__ncRJ96TO2piWzx-yXlyLaQ/s16000/161656402764150751.jpeg" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /> </span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> En vez de
girar hacia la puerta levanto la vista, para ver lo que ella está viendo,
que es el monitor de las cámaras de seguridad. Un chabón revolea como un poncho lo que claramente es un
calibre 38, que estalla en un único disparo sucio y profundo. Salto
detrás de la góndola como si fuera una trinchera, impresionado por la
indiferencia del resto de los clientes, que permanece en la fila. Como no puedo saber si
están desinteresados o acostumbrados, o en pánico, grito desde el
suelo "Qué onda loco, ¿soy el único que se asusta?", pero tampoco
responden. Eso me molesta más que toda la secuencia. Aparece la dueña para
gritarle a la cajera que llame a la policía; ella le responde que la policía
salió corriendo en la dirección contraria y la dueña insulta en todas direcciones
exclamando que les paga para que estén en la esquina, llamando
frenéticamente al nueve once y puteando todavía más porque nadie la
atiende. Luego baja alguien desde el primer piso para avisar que al de la pistola ya le cayeron encima dos patrulleros, una
camioneta, varias motos, una serie de policías a pié, etc. La dueña saca la
cabeza por la ventana para corroborarlo, sin dejar de insultar. Pago lo mío y arranco. En el
aire había quedado suspendida una nube de pólvora, como la que se podía sentir en diciembre cuando todavía tirábamos pirotecnia.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> Sonrío, aunque tiemblo por dentro. Sería demasiado conveniente que mi naturaleza pudiera ignorar la adrenalina y la molestia del aturdimiento en mis oídos.</span><span style="font-family: arial;"> Fueron demasiadas oportunidades en las que me tocó mantener la sangre fría, para correr o para pelear. Se activan en mí
los antiguos miedos. Todas las veces era mi culpa, por andar donde no se debe. Así me lo daban a entender los demás. Unos lamentándose porque no existía la pena de muerte, los otros divagando en un eterno <i>es más complicado</i>. Consigo respirar, y el peso que me oprime los pulmones desaparece lentamente. Hago una nueva anotación en mi libreta imaginaria: "al día de la fecha, nadie consiguió nada de mí por las malas".</span></div><div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-54933615752889842642020-11-25T08:16:00.283-08:002022-06-23T23:25:15.983-07:00Nunca fui muy de escuchar los Smiths<div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Siempre que alguien habla de Lincoln me acuerdo de Anto. Me pregunto cómo le estará yendo, y si habrá encontrado la manera de ser feliz. Nunca me animé a contarle que era una de mis personas favoritas en el mundo. Antes de conocerla y descubrir que había nacido con el corazón de una paloma la veía pasar por los pasillos de la facultad, brillando con la autosuficiencia de una estrella de rock. Colgaba mirándola en los teóricos, cuando se encorvaba para dibujar y las vértebras le asomaban por la espalda como si fuera anoréxica.<br /><span> </span>Eso sí se lo dije una vez. Estábamos tirados en la cama y quiso saber en qué momento había empezado a gustarme. Le conté lo de sus vértebras, sin darme cuenta que no sería algo que ella quisiera escuchar, pero Anto era diferente y no se dejaba afectar por los comentarios. Una vida como hermana del medio, entre un varón más grande con tendencias fascistas y un par de mellizas más chicas con complejo de barbie, le había extirpado la sensibilidad necesaria para ofenderse por un comentario. Esa desconexión del mundo la cubría como un halo de misterio.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Una noche que estaba en el cine la encontré apoyada contra una columna, prendiendo un cigarrillo cual malevo de tango. Le dije a los chicos que algún día iba a salir con ella, aunque estábamos lejos y nunca supieron de quién les hablaba. Otro día la encontré saliendo de rendir un examen y me acerqué a preguntarle cómo le había ido, aunque ni siquiera estaba anotado en esa materia. Investigué su nombre con una amiga que al menos la ubicaba y empecé a saludarla cuando nos cruzábamos por los pasillos. Un día me animé y la invité a tomar algo.<br /><span> </span>Le dije de caer a un bar de cerveza artesanal que estaba en el centro, una casa antigua que los hipsters habían reciclado con la doble virtud de ser barato y estar siempre vacío, tal vez porque la gente no se daba cuenta de que era un bar. Llegué demasiado temprano, es decir puntual, pero cuando estaba empezando a creer que me había plantado ella entró buscándome con la mirada.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Cayó vestida exactamente igual que siempre, igual que cuando iba a la facu, igual que en la puerta del cine, con las mismas zapatillas. Me explicó que recién salía del laburo, que no había cenado y que si la disculpaba por pedirse algo para comer. Hablaba con su voz suave pero grave, con la familiaridad que se tienen los amigos, y yo sentí el dolor del flechazo en mi corazón. La escuché contarme acerca del local de ropa, y de una pelea entre proxenetas y travestis ahí en la puerta del negocio, mientras su jefa le prohibía llamar a la policía.<br /> <br /></div><div style="text-align: center;"><a href="https://www.blogger.com/#"><img border="0" height="131" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnLX3aPwXuPYY7KgCrC7FgmGtPq_bSIjfmYwFyXdAmrUgBymEimsW3KkEa6li24EIpVg3L5mw9ud0sGqTuGeYsh6-BTd3l6dUzgGS3UUFWDcTX1YuxDhhIDa0kkxIhx93RuRIz/w400-h131/160631915781874065.jpg" width="400" /></a><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /><span> </span>Después de unas porciones de fainá y varios cuencos de maní pedimos una última pinta para compartir. Habían puesto un disco de los Smiths, seguramente porque vieron el parche en su campera, pero ahora no recuerdo cuál porque nunca fui muy de escuchar los Smiths. En un momento que salió a la vereda para fumar la acompañé y nos terminamos besando. Después caminamos hasta mi casa, charlando acerca de las pocas cosas que teníamos en común.</div><div style="text-align: justify;"><span> En el camino me preguntó si</span><span><span> podía usar la ducha</span> cuando nos levantáramos, dando a </span>entender que se estaba quedando a dormir. Eso me pareció maravilloso. Cuando clareó empezaron a cantar los pájaros y fue imposible descansar; antes del mediodía se largó a llover y no daba echarla bajo la lluvia, así que preparé algo para comer. La comida nos hizo dormir una siesta y cuando nos levantamos ya era de noche otra vez. Tomamos unos mates y en seguida se hizo la hora de la cena.<span> </span>Como no le pedí que se fuera ni a ella se le ocurrió, volvimos a dormir juntos.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Pero esta tercera vez consecutiva ya no fue tan agradable porque el olor a jabón neutro de su piel, que ahora recuerdo tan agradable, había empezado a saturarme y necesitaba saber qué le pasaba. A mitad de la noche le pregunté si estaba todo bien en su casa. Respondió que acababa de cortar una relación de un par de años, la primera que había tenido en su vida. Sus palabras decían que estaba segura de no volver, pero su voz lo ponía en duda. Y el halo de misterio que la envolvía se convirtió en una película de autismo, un síntoma del aturdimiento permanente en el que vivía. Cuando le pregunté si tal vez era muy temprano para estar con alguien, es decir conmigo, ella levantó los hombros en gesto de no sé y respondió que yo la había invitado.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Todo esto ocurrió en la ciudad de La Plata, donde las avenidas se cruzan con diagonales formando asteriscos de seis esquinas. Uno siempre intenta cruzarlas por el centro, e invariablemente queda atascado en el tráfico. La cara de desorientada que puso al decirme que <i>yo la había invitado</i> era la misma de la gente atrapada en esos asteriscos.</div><div style="text-align: justify;"> Volvimos a vernos un par de veces, y después ya no; aunque muy seguido me despertaba sus llamadas perdidas. Le escribía para confirmar que estaba bien, siempre me respondía que sí, pidiendo disculpas, y a la semana lo hacía de nuevo. Dejé de responderle y entonces dejó de llamar. Después pasaron los años así que no tengo manera de saber si se acuerda de mí. En realidad, me gusta pensar que no me recuerda. Yo solamente recuerdo que sabía manejar la intensidad de su calidez para no quemarte, como si fuera la luz del sol en otoño.</div><div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-25644582118686042962020-02-10T14:09:00.003-08:002022-03-09T20:20:00.589-08:00Los masones ésto y lo otro<div><div style="text-align: justify;">
<span> </span>Por esa época nos juntábamos muy seguido a tomar una botella de vino bajo algún farol quemado de la plaza, que nos daba el toque justo de juventud descarriada. Tini evocaba esos días con la melancolía tanguera que le perdonamos a los amigos que viven en el extranjero, sufriendo a cada rato por el mate, las milanesas, etc. Idealizaba los años que compartimos en la residencia y retomaba las antiguas charlas de plaza con intención forzada.<br />
<span> </span>En su jerga los burócratas eran masones, no tengo idea por qué pero creía entenderle. <i>Los masones ésto y lo otro</i>, decía, o: <i>el problema de nuestra sociedad es que hay demasiados masones</i>. Hablaba de los funcionarios y los políticos, pero también de los veterinarios y los arquitectos; prácticamente todos caían para él en la clasificación de <i>panchos de alma</i>. Yo interpretaba su monólogo como una crítica libertaria hacia nuestra sociedad de consumo, hacia la norma colectiva que nos impone convertirnos en herramientas del sistema o en su ganado, y asentía.</div>
<div style="text-align: justify;"><span> </span>
Tampoco hay que engañarse; el Palto no era ningún espartaco sino que le molestaba tener que pagar los impuestos que compicaban su minúsculo lavado de dinero. Era infrecuente, pero lo hacía: compraba instrumentos de música en internet y los revendía por monedas entre sus conocidos. Luego cambiaba los pesos con algún arbolito del centro, siempre diferente, y reservaba una cantidad para gastos personales. Todo lo demás se convertía en dólares que escondía en el patio de alguna casa de confianza, porque al parecer los que andan en la movida tienen complejo de Pablo Escobar.</div>
<br />
</div><div style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit_Ag60I-JtNzbZ9_-mp77zMfDsQIKYEiKgDt5J9SR7mPylY6EMjQfHYDrwYOUBaOZt7E0hta_djYtU2fPMehx4vPkFQUIMybnwArc-BlWOSwthROZtGIJoifHUiKNhZF30utT/s1600/pf_1581370760.jpg"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit_Ag60I-JtNzbZ9_-mp77zMfDsQIKYEiKgDt5J9SR7mPylY6EMjQfHYDrwYOUBaOZt7E0hta_djYtU2fPMehx4vPkFQUIMybnwArc-BlWOSwthROZtGIJoifHUiKNhZF30utT/s1600/pf_1581370760.jpg" /></a><br /></div><div>
<br />
<div style="text-align: justify;"><span> </span>Él me insistía que ese había sido el problema de fondo con el narcotráfico. Promediando los años ‘80 el cartel de Medellín había sepultado la moneda de los gringos por toda Colombia, alcanzando un abrumador 10% del metálico en circulación. La reserva federal se había visto en la obligación de imprimir más billetes, porque uno de cada diez dólares estaba enterrado en Colombia; y recién entonces, porque nada les molesta tanto como admitir que la mano invisible del mercado es un cuento, los yankees habían tomado la determinación de caerle encima al patrón.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Pero aquel dinero nunca terminó de recuperarse y eso, según Tini, demostraba la eficiencia de los pozos: una técnica legada por los piratas. Rollos de cien, envueltos en sucesivos preservativos como mamushkas, bien asegurados en los bolsillos de la pacha.<span> El</span> asunto estaba en que no siempre se podía llevar el registro de dónde quedaba cuánta plata, amnesia canábica mediante, o podía ocurrir que el dueño de casa se volviera cocainómano y entonces había que salir volando a rescatarla porque dicen que la falopa es al dinero como el azúcar para las caries.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Lo peor era que los tipos siempre estaban muy agradecidos de que les quitaran la guita de su alcance: <i>no es la persona</i>, comentaban todos, porque era un problema habitual y también existía camaradería entre ellos. <i>No es por la plata</i>, se excusaban cuando pasaban a buscarla, dando a entender que preferían resguardar la amistad. Y a la luz de la experiencia, todos consentían que era lo más indicado.</div>
</div><div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-39049449369488433772019-07-08T19:17:00.004-07:002023-05-21T15:16:36.456-07:00Me hace mal<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Cruzamos miradas y ninguno amagó a saludar. El instinto me pedía que siguiera caminando y le pasara por el frente, solo para ver qué hacía. Resultó más fácil de hacer que de imaginar, aunque diez pasos adelante me dí cuenta que venía conteniendo la respiración desde el momento que nuestros hombros se tocaron. Adentro parecía que el sonidista se había emocionado con la máquina de humo, pero no había máquina de humo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Hice fila en la barra para dejar mi campera. No la traía como abrigo sino para guardar el teléfono, las llaves y la billetera.</span><span face=""verdana" , sans-serif"> Necesitaba los bolsillos disponibles para meter las manos, porque encerrarme en el celular para distraer a mi ansiedad social era una pulsión tan fuerte que no guardarlo era lo mismo que no salir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Una chica me gritó mi nombre en el oído, clavándome unos dedos como garras en el brazo. Era Victoria, a la que no veía desde el colegio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Estás igual.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Gracias.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Ay, forro, ¿no me vas a decir que yo también?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Acercaba la cara en </span><span face=""verdana" , sans-serif">puntas de pié para escucharnos por encima del sonido. Estaba borracha, pero su aliento era bastante agradable. En realidad solamente habíamos sido compañeros de escuela, y en estos años hasta me había olvidado de su existencia. Ahora tenía el pelo azul, verde y violeta.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-No -sonreí-. Vos parecés más joven.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Me abrazó con todo el cuerpo, casi para taclearme. Charlamos un rato en el que le entendía la mitad de lo que decía y después me preguntó qué andaba haciendo, sin precisar si hablaba de esa noche o de mi vida en general. Le contesté que no sabía, lo que se aplicaba en ambos casos, y me hizo seguirla de la mano para pasar entre la multitud de la pista. Parecíamos una parejita que buscaba un lugar para besarse. Cuando llegamos al patio señaló en tal dirección diciendo que quería presentarme a sus amigas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJbGrMXsretWnkUAcQtVGenhWy2mGlMjM8Xa3SBn57uls9t90MNCleUplDs8hKCNeIdd4mLtwin5-p0o-4gOoQ1JppvoJOTfDMUacETEDsy-M-Dig4Mj3VvgkkGnLK5lYDKciF/s1600/me+hace+mal2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span face=""verdana" , sans-serif"><img border="0" data-original-height="762" data-original-width="492" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJbGrMXsretWnkUAcQtVGenhWy2mGlMjM8Xa3SBn57uls9t90MNCleUplDs8hKCNeIdd4mLtwin5-p0o-4gOoQ1JppvoJOTfDMUacETEDsy-M-Dig4Mj3VvgkkGnLK5lYDKciF/s640/me+hace+mal2.jpg" width="411" /></span></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Sus amigas eran una flaca y dos chabones con pinta de hipsters que se apiñaban sobre un banco de cemento. Me saludaron mencionando sus nombres y ofreciendo los nudillos en un desinteresado choque de puños, excepto uno de los chicos que se encorvaba sobre sus rodillas picando faso. Victoria barrió el suelo con la zapatilla para sentarse frente al grupo, y la imité.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Me presentó como a su compañero de pupitre en el primario, algo que no recordaba, y habló de un viaje a Mar del Plata que habíamos hecho para las olimpiadas de matemática. Yo había estado en las olimpiadas pero no en ese viaje, aunque evité corregirla. La otra chica, que se llamaba Cami o Mica, no sabía lo que eran y en lugar de explicarle inventaron una competición en la que tenías que resolver ecuaciones mientras corrías y saltabas por una pista. Se lo estaba creyendo hasta que alguien inventó que el árbitro te podía pegar con ese transportador gigante que se usaba en el pizarrón.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Por la forma en la que se reían era evidente que habían tomado éxtasis o algo así. Después sus amigos se pusieron a hacerse cosquillas y empujarse para tirar al otro del asiento. Entonces me preguntó: <i>Bueno, ¿vos qué onda?</i>. Los ojos le brillaban y realmente parecía más joven que cuando éramos chicos, o tal vez más infantil.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Eso, loco -se metió uno de los chicos, con el atrevimiento que le causa gracia a los frikies-, ¿qué onda con vos?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-¿Qué onda con qué?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">"Con la vida", completó Victoria. Les dije que no sabía por dónde empezar. "Contá en qué andás, qué estuviste haciendo, no sé. ¿Estás enamorado?". Amagué a responder, pero en lugar de hacerlo bajé la mirada.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Creo que sí.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Uy, te está re dejando una mina.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-No.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-¿Un chabón? -arriesgó la otra chica.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Peor.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Te estás comiendo a la novia de tu amigo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">"Tampoco es tan malo", aclaré, "me gusta una persona con la que no pasa nada". Lo había resumido bien, aunque dicho de esa manera quedaba poco claro. Quisieron saber hasta qué punto no pasaba nada, y cuando les expliqué que ni siquiera sabía su nombre perdieron el interés. Los chicos habían encendido el faso y ya tenían su propia conversación.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Entonces estás manijeando -concluyó Victoria.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Básicamente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-¿Y de dónde la sacaste? -preguntó Cami o Mica.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Nos cruzamos hace un par de meses en la movilización contra el desalojo de un centro cultural y noté que me estaba mirando. Después me dí cuenta que debe ser del barrio porque la volví a encontrar un montón de veces, en la fila del chino o arriba del colectivo. Al principio creí que me conocía, pero ahora estoy seguro que no. Y cada vez que pienso en acercarme a saludarla me pasa lo mismo, termino pensando que estoy flashando y sigo de largo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Se miraron entre sí y Victoria soltó:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Estás hasta las manos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Mal -apoyaba su amiga-, tenés que invitarla a salir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-No la conozco.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-No importa, si te estaba mirando ya fue. La próxima vez tenés que ir y decirle "hola, me gustás, vayamos a tomar una birra".</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-¿Así nomás?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Sí, pelotudo -decía Victoria-, así nomás. Bueno, perdón por lo de pelotudo. Pero le tenés que hablar, no seas marica.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Me sentía un poco fuera de estado para tirarme a la pileta de esa manera. En otra época hubiera demorado cinco minutos en ir a hablarle y despejar la incógnita, pero ahora se me hacía cuesta arriba. </span><span face=""verdana" , sans-serif">Pensé en Victoria, que todavía no agotaba la energía de su adolescencia.</span></div><div style="text-align: justify;"><span face=""verdana" , sans-serif">Cambié el eje de la charla preguntando qué harían ellas en lugar de la chica, con una invitación tan jugada. La respuesta siempre era <i>depende</i>, y con su amiga decían <i>depende</i>, jugando con las posibilidades de una situación tan hipotética. Al rato empezaron a dudar de la estrategia.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Bueno, igual es lindo -me dijo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-¿El qué?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Estar enamorado, sentir algo, no sé. Eso que pasa a veces. Está Bueno.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-No te creas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Encima es como en esa teoría que dice que los que están enamorados siempre se encuentran por coincidencia -agregó la amiga.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-¿Cuál teoría?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Esa, que cuando dos personas están enamoradas, es más probable que se encuentren por casualidad. Está científicamente comprobado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Igual no sé si estoy <i>enamorado</i>.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Pero sí, chabón. No lo controlás, es una cosa química, eso de las maripositas en la panza y qué se yo. ¿Sentiste maripositas cuando se vieron?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Sentí una pelea de gatos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-De una, es re especial eso.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Me hace mal.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Esta chica que se llamaba Cami o Mica sacó del bolsillo de su tapado una petaca metálica para ofrecerme. La giró por el lado de los chicos, que se cobraron un peaje, y yo también le di un trago.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-¿Qué están tomando, colonia pibes?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Me preocupaba que todo les causara tanta gracia. Cuando terminó de reírse, Cami o Mica me explicó que era caña de durazno. Compraban algún escabio horrible para que les rindiera toda la noche, porque de otra manera se ponían muy en pedo o terminaban discutiendo por plata, o las dos cosas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Después colgué mirando la noche. La afinidad entre las personas había sido un misterio desde el origen de los tiempos, y por eso todavía existían los horóscopos y las agrupaciones políticas. Tal vez en el futuro alguien diera con la solución, para liberarnos entre otras cosas de tantas supersticiones con las que nos mateníamos distantes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Tuvimos que levantarnos porque alguien a nuestra espalda dejó caer una cerveza que se hizo astillas por el suelo. Ya había pasado la última banda, y el patio estaba cada vez más atestado de gente buscando aire limpio. Victoria entonces pasó a sentarse sobre las rodillas de su amiga, y yo me quedé parado en frente de ellas. Era el único que no revisaba el celular, porque no lo traía conmigo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-A mí me parece que deberías hablarle. Aunque no pase nada, al menos te fijás si después de eso te sigue saludando.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Y si llega a pasar algo -agregó Cami o Mica, sin desatender su teléfono-, le sacás una foto para ver si la conocemos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Victoria estuvo de acuerdo. No se me había ocurrido preguntar si alguien la conocía. </span><span face=""verdana" , sans-serif">"Es la que está allá, entre la pared y la palmera", comenté, señalando con la cabeza. Giraron el cuello sin discreción.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-¿Cual -preguntó la amiga-, la que se parece a Sabrina la bruja adolescente?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-La otra.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-¿La que está charlando con el chabón que está re bueno?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">-Esa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif">Las chicas dijeron <i>uhh</i> y de nuevo cambiaron la conversación. Estábamos demasiado lejos como para que se escuchara, pero cuando señalé en su dirección se giró como si entendiera que hablaba de ella. Al hacer contacto visual volví a sentir esa fiebre tropical escalando por la espalda, fría y caliente, que invadía el aire con una fosforescencia anaranjada y que desaparecía con la misma intensidad cuando nuestras miradas se desencontraban.</span></div>
<div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-91153545567629386452018-10-16T22:29:00.001-07:002022-06-23T23:26:40.478-07:00Punto de giro<br />
te daría mi palabra pero la necesito<br />
de todas maneras no vale más que cualquier otra<br />
porque no domina la retórica engañosa<br />
ni se mueve en contra de sus pocos enemigos<br />
protegida bajo férreas certezas dogmáticas<br />
<br />
el caso es que se ha muerto la abuela coca<br />
esa que tenía una sola pollera marrón<br />
y arreglaba medias mientras cocinaba fideos<br />
firme junto a la radio que pasa las novelas<br />
siempre en contra de cualquier cambio en su galaxia<br />
<br class="Apple-interchange-newline" />
el coche no arranca porque hace mucho frío<br />
a pata no da ir porque estamos a mil cuadras<br />
mañana ya es otra cosa, no vas a comparar<br />
lo que pasa es que allá son serios y acá no<br />
por eso nos ocurre, y siempre va a ser igual<br />
<br />
la angustia eran los recuerdos del futuro<br />
imágenes de un trabajo grande e importante<br />
decisiones que marcarían un punto de giro<br />
y la noche que fuimos a dar todo por perdido<br />
nos despertamos, perfectamente sincronizados<br />
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilr63m5xknjTk-KjESqhfzwstL41kTjAe1UsqEXwhUKLuD5gd-RDTXUqkdYNOvncY775sEH-8vuKayshZ2-hOXVBJWNkQTSfETOZd-H2Nqn5gial7knOg5PTfhwoVSZ9UwS009/s1600/puntodegiro.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="1280" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilr63m5xknjTk-KjESqhfzwstL41kTjAe1UsqEXwhUKLuD5gd-RDTXUqkdYNOvncY775sEH-8vuKayshZ2-hOXVBJWNkQTSfETOZd-H2Nqn5gial7knOg5PTfhwoVSZ9UwS009/s400/puntodegiro.jpg" width="400" /></a></div>
<br /><div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-67500884373487694762018-07-23T10:08:00.000-07:002019-10-08T19:44:23.059-07:00Atrapada en las fuentes<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "verdana" , sans-serif;">Me resultaba gracioso imaginar a los dioses primitivos teniendo que adaptarse a nuestro estilo de vida, también alienados, con roles asignados dentro su sociedad divina. Algunos estarían encargados de proponer ideas para enriquecer el argumento de la trama cotidiana, sacando de su consumida galera nuevos episodios para los dramas policiales, las comedias amorosas, las comedias policiales y los dramas adolescentes que tanto necesitamos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "verdana" , sans-serif;">Por debajo suyo estarían los dioses rasos, encargados de hacer girar la vida. Podía imaginarme algunos de esos dioses modernos y hacer una lista: con el dios de las listas, el pequeño dios de los fuegos que habita en los encendedores, o el dios insomne de los medios de comunicación. También entraría el apático dios de las cosas que salen mal, el que hace funcionar los semáforos a destiempo, burlándose cada vez que un despertador no suena.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "verdana" , sans-serif;">Y por supuesto, sus esposas las diosas: diosa de la comida a domicilio, diosa de las parejas infieles, diosa de los sahumerios y las velas aromáticas, o la compasiva diosa del agua que fluye atrapada en las fuentes. Diosas de las líneas telefónicas, las que hablan con voz mecánica.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "verdana" , sans-serif;">Dioses de la nada, con mil caras; todos bajo el mando de Macedonio Fernández, que había reservado para sí mismo el primer pedestal sin monumento ni placa. Esos que habitan el espacio entre los átomos, dormidos por ahora.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "verdana" , sans-serif;">El joven dios del éxito, al que se representa como un polvo finísimo y blanquísimo. La temible diosa de la soledad, llamada melancolía en la jerga de los enamorados, que no cierra sus ojos de noche ni de día. El dios de las ilusiones. ¿O era una diosa? Claro que era una diosa, fluctuante, cambiante; por eso la identificamos con la luna.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "verdana" , sans-serif;">Dioses de las proporciones y diosas de las relaciones, del ratio; las que cuidan las apariencias. Dos señoras maduras que barren cada cual una vereda, emparentadas por el nombre, siempre entregadas a su tarea y a su conversación: la locura y la cordura. Su prima soltera, la literatura.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "verdana" , sans-serif;">El dios delgado y misterioso que recorre la noche buscando un banco de plaza en el que acostarse a descansar, pero que nunca puede dormirse porque tiene muchas deudas; deudas mitológicas, que se remontan a épocas en las que el mundo todavía no existía.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "verdana" , sans-serif;">Deidades olvidadas por sus cultores, muertas con los pueblos nativos, que bailan tristes encima de las mesas en los antros de cumbia villera. Deidades crueles que nos imponen al azúcar en todas nuestras comidas, por cuyo lobby ahora las emociones han sido reglamentadas y racionadas: no más de tres por persona. Dioses indiferentes como el viento, indistintos como las hormigas, cargados de productividad y profesionalismo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "verdana" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWLuk-BPrIhIeNGLLXQlUMHObNnvlonHSkwo_qH8x3uchvHV7z3TnWzW83sXINYFfqkog3lafaNz2uw0Eq3rdZbWJrdCSPDX8ok2WUcWo8RgQeji8D44Y7kksG1_m19NYfFVye/s1600/qDkmpDC.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="536" data-original-width="514" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWLuk-BPrIhIeNGLLXQlUMHObNnvlonHSkwo_qH8x3uchvHV7z3TnWzW83sXINYFfqkog3lafaNz2uw0Eq3rdZbWJrdCSPDX8ok2WUcWo8RgQeji8D44Y7kksG1_m19NYfFVye/s320/qDkmpDC.jpeg" width="306" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "verdana" , sans-serif;">Dioses ya no del dinero sino de las moneda, batallando sin tregua por el honor de cada nación, urdiendo complots y desangrándose con las devaluaciones cíclicas. Dioses que empujan la mierda por el inodoro y a los camiones de basura fuera de la ciudad, hacia los infiernos baldíos, para simplificarnos la vida y alejar los efectos del progreso de nuestra mirada. Temibles dioses con máscaras, los devoradores de inocentes, que acechan en los lugares donde antes hubo una selva: en la estación de trenes, en el supermercado, en la facultad de ciencias jurídicas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "verdana" , sans-serif;">El dios de los colectivos, figura en la que están inspirados los ángeles. El policía que está clavado en un mundo que gira puede viajar gratis en colectivo; pero el maestro de escuela, inmóvil frente a un río de niños</span><span style="font-family: "verdana" , sans-serif;"> </span><span style="font-family: "verdana" , sans-serif;">que solo aumenta</span><span style="font-family: "verdana" , sans-serif;">, tiene que pagar sus viajes con monedas.</span></div>
<div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-56713375512552292782018-02-14T18:27:00.004-08:002023-04-10T22:59:38.064-07:00Le dije que vivíamos como reyes<div style="text-align: justify;">
Con calor, mientras los pájaros cantaban, pegados a las sábanas, con la ventana abierta y las cortinas bailando, la luz que se reflejaba contra los edificios blancos filtrándose dentro del cuarto, en el silencio de febrero; yo la miré y le dije que vivíamos como reyes. Quise decirle que éramos los privilegiados de nuestra época, que solamente nosotros podíamos disfrutar de una tarde muerta con tanta tranquilidad. La gente de más y menos edad, de más y menos dinero, con personas a su cuidado o sin nadie para compartir la vida, ya no podía sentir eso que estábamos sintiendo; o mejor dicho, aceptar lo que estábamos recibiendo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Solamente nosotros ostentábamos el beneficio. Teníamos frutas de todas las naciones, en una heladera que medio siglo antes apenas estaba al alcance de la aristocracia, y derrochábamos la libertad por la que tanto se había matado y muerto en la Historia de la humanidad. La malgastábamos, así tirados en silencio, con los ojos abiertos, a distancia por el calor pero juntos en la respiración, que seguía acompasada. Ella me miró sin decir nada, tal vez no me entendiera, porque un comentario como ese solo puede causarnos culpa.</div>
<div style="text-align: justify;">
No estábamos entrenados para disfrutar de la realidad, y sentirnos culpables era parte de nuestra herencia. La clase alta, con las manos manchadas de sangre, ahuyentaba los remordimientos de su reposo con vicios y lujos desmedidos, como amuletos brillantes contra la reflexión de su propia imagen. Para nuestros abuelos el reposo había sido algo directamente inmoral. La gente, cuando no estaba trabajando, se envilecía; eso dictaba la norma, y una señal de buena educación dentro de nuestras familias había sido siempre esconder o disimular el placer de no estar haciendo nada. Sencillamente tirados en la cama, juntos pero separados, y alegres.</div>
<div style="text-align: justify;">
Elaboré mi idea. Le señalé los libros sobre la mesa y le pregunté cuántas personas los tenían a su alcance: textos para interpretar y entender lo que decían las noticias, novelas para pensar en la naturaleza humana, poemas y diccionarios. La envidia de cualquier sabio clásico. El ventilador, otro milagro moderno. La ropa en los armarios, a nuestro gusto personal y selección. Y mirá dónde estamos (alcé las manos). Cerca del centro, contestó. No, estamos acá tirados; lejos de donde caen las bombas. No estamos ni en la cancha, ni en la iglesia, ni haciendo el trabajo barrial para un partido que a la hora de las elecciones manda de candidato a sus peores fariseos. Lejos de las obligaciones, las conspiraciones, las tribus urbanas y las apps de citas. Estamos como queremos, le dije, y si hacemos silencio no va a venir nadie a molestarnos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Volvió a mirar hacia el techo, entrecruzando los dedos, preocupada por mi alma de hereje. No quería ser la que se encargara de explicarme que lo nuestro era una mentira. Yo entendía eso, decirlo en voz alta hubiera sido una hostilidad inmerecida, pero sabía perfectamente que lo nuestro no era sustentable a largo plazo. Solo intentaba resaltar, liberándome de lo que significaba, toda la riqueza del momento; como suspendidos en una hamaca paraguaya o dormidos en una canoa que bajaba por el río. Sin nada que hiciera falta; y le dije que sentirse así era el objetivo de la vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
Me conocía a morir, y tal vez la sonrisa con la que clausuró el diálogo fuera un acto de compasión. Ella, que decía no tener ambición. Que se sublevaba con mi ausencia de carácter y mi fragilidad, pero que después confesaba admirarme. Conservo ese recuerdo adentro de un diamante, y nada tiene permiso para ensuciarlo. Llevo esa sensación sobre el pecho como quien lleva un rosario, porque me recuerda que fuimos felices y que, llegado el momento, vamos a volver a sentirnos llenos.<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIRrXC4ndIGLzjSk8hKZp8l1RFONyjx-MY4YjcgnZ_jPisrHIh9RC66SvbFnwOgSn59lpLxETN3BSl1C06GuVjE5Yb9Fnq2ClXHFhIG8G5JfocyFESFBzXC_nyCgM4eiCA-45t/s1600/tumblr_p2gascOnlV1r3fa3go1_540.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="540" data-original-width="540" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIRrXC4ndIGLzjSk8hKZp8l1RFONyjx-MY4YjcgnZ_jPisrHIh9RC66SvbFnwOgSn59lpLxETN3BSl1C06GuVjE5Yb9Fnq2ClXHFhIG8G5JfocyFESFBzXC_nyCgM4eiCA-45t/s400/tumblr_p2gascOnlV1r3fa3go1_540.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<br /></div>
<div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-81132379508973913702017-12-28T11:36:00.002-08:002019-10-09T12:42:18.155-07:00Melala<div style="text-align: justify;">
Un problema gordo y peludo lo tuvimos con ese último caso del circo que no se quería mover porque le había ido un poco mejor de lo calculado, y entonces pretendía dejar puesta la carpa medio mes más. Le explicamos al gitano que ya teníamos alquilado el baldío para la fecha; lo de la fecha era mentira, pero necesitábamos limpiar, y no hubo manera de hacerle entender a ese muchacho que nadie le estaba regateando. Por supuesto que él se enojó como si hubiéramos roto nuestra parte del contrato, se agarró la calentura contra el pibe que pasaba a cobrarle la semana y le escupió la camisa. Cuando lo hicimos llamar, mandó a su hija con la plata de los quince días por adelantado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Yo le dije a Rodriguito que había dos posibilidades: o bien se estaba pasando de listo, o bien eso era normal para ellos y estábamos ante una diferencia cultural. En los dos casos, le dije, la solución era llamar a la cana. Duro como es, Rodri quería que fuéramos nosotros primero a ver qué cara nos ponía; así que le caímos encima un domingo antes que abriera.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tomamos la precaución de llegar en otro coche para que nadie nos reconociera, porque nunca se debe perder el efecto sorpresa a la hora de enfrentarse con los taimados. Además del cabezón, venía con nosotros un negro de otro despacho y el pibe de los mandados, para que le pidiera disculpas en frente nuestro. A una cuadra del lugar ya tuvimos que ir bajando la marcha porque estaba lleno de gente caminando por la mitad de la calle. Hicimos los metros que faltaban esquivando la guerra de nieve loca que se tiraban los pibitos.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Está cerrado hasta las siete y media -dijo el que cuidaba la reja.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Vengo a hablar con Antonio -le contesté, como habla el patrón.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pasamos, y ya se notaba el tono de la visita, porque los del circo nos miraban en silencio casi esperando la orden para atacar. El lugar era una mugre. Llegamos hasta la casa rodante de Antonio y los hijitos nos comentaron que estaba en la carpa haciendo números. Pedimos indicaciones para encontrarlo y nos mandamos por la parte de atrás. <i>Ahora vamos a arreglar bien los números</i>, dijo el cabezón de Rodriguito en el camino; yo le hice la seña de que bajara, que no había que entrar en caliente porque así no se resolvía.</div>
<div style="text-align: justify;">
En el circo hay mucho tipo forzudo, equilibristas y fulanos anchos que levantan pesas, pero de lo que hay que cuidarse es de los loquitos; los tipos raros que fueron a parar ahí porque los abandonó la mamá en una canasta cuando nacieron. Esos, que son los más valientes porque se pasaron la vida cagándose a trompadas cada vez que alguien les decía hijo de puta, son los que hacen las tareas de limpieza y los actos más jugados, como malabares con cuchillos o piruetas en moto.</div>
<div style="text-align: justify;">
Faltaban veinte minutos para que entrara la gente y entonces la carpa era un hormiguero de pibes y pibas yendo y viniendo con sogas, baldes y caños para todos lados. De fondo sonaba la música de Zorba el Griego que iba con el acto de apertura de los payasos. Encontramos a Antonio desenredando una madeja de enchufes y extensiones mientras le gritaba entre puteadas a una vieja que se callara la boca y subiera a probar las luces.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjB9MzxDivF1Wil1XmZsvHjqwoTMN5K_bByikr6YYcc7I0fqZ_RYV0Gz-zEaFEdGHAVF-2ZI75YkvV9hOmTM0dDVALmH8UtkBcpcXWNK1-QFxEG3bSaCopA-x3bu-jvfsg9nf1B/s1600/king-kong-vs-godzilla-0.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="1024" height="234" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjB9MzxDivF1Wil1XmZsvHjqwoTMN5K_bByikr6YYcc7I0fqZ_RYV0Gz-zEaFEdGHAVF-2ZI75YkvV9hOmTM0dDVALmH8UtkBcpcXWNK1-QFxEG3bSaCopA-x3bu-jvfsg9nf1B/s400/king-kong-vs-godzilla-0.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Saludó sorprendido, con sorpresa genuina o bien fingida, como quien recibe la visita de un amigo. Atrajo con un ademán a un flaquito que tenía cerca y le dijo quiénes éramos, como si presentarnos fuera un elogio. Intentó hacerse el boludo, diciendo que estaba ocupado, y yo sentí cómo el Rodri se venía para adelante pero en lugar de frenarlo dejé que le pusiera algún rigor a ver si empezábamos con el pié derecho. El cabeza le preguntó sin darle vueltas por qué todavía no habían levantado la carpa.<br />
Poniéndose serio, con cara de <i>justo ahora no puedo</i>, el gitano le hizo señas a la vieja en el poste de las luces y nos pidió que lo acompañáramos mientras terminaba de acomodar. La música sonaba cada vez más alta y saturada.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Me dice la nena que quieren vender el baldío para hacer un supermercado -empezó por comentar, como si quisiera llegar a algo.</div>
<div style="text-align: justify;">
-A ver, Antonio -intenté ordenar-, el predio ya está vendido hace un año; tienen que comenzar la obra antes del verano para terminarlo en fecha. Eso no tiene vuelta.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Claro, qué cagada. ¿Y les dijiste que nosotros nos vamos a quedar hasta fin de noviembre?</div>
<div style="text-align: justify;">
-No, Antonio -se metió el Rodri-, nadie les dijo nada porque nosotros cuando arreglamos algo siempre lo cumplimos.</div>
<div style="text-align: justify;">
El gitano estaba acostumbrado a negociar así, o se hacía el desentendido, porque sobrellevaba la situación con cara de ángel. Era como hablar con un médico: escuchaba solamente lo que tenía ganas. Cada tanto cambiaba de expresión para gritar órdenes furiosas, desahogándose con los empleados o demostrando su autoridad en frente nuestro. Pasamos por varias capas del toldo, la música era apenas sonidos guturales, y al final llegamos hasta un enrejado. Mientras veníamos discutiendo Antonio le pidió a nuestro pibe que dejara cerrado con candado, que salíamos por el otro lado. Yo le hice que sí con la mirada para que no perder tiempo, porque parecía que ya lo teníamos contra las cuerdas; y en eso estábamos cuando de la nada el gitano de mierda gritó <i>¡Melala! ¡Vení, Melala!</i>, y apareció un puma caminando al lado nuestro.</div>
<div style="text-align: justify;">
Nunca había visto uno así de cerca; era un bicho grandote, que le llegaba al negro hasta la cintura. Antonio siguió charlando como si no pasara nada, continuando con lo que fuera que venía diciendo, mientras se arrodillaba para acariciarle la cabeza con la yema de los dedos. Sacó de la campera una petaca y un pedazo de pan, mojó una cosa en la otra y le dió de comer en la boca, sosteniéndolo del collar.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Le gusta el aguardiente a la hija de puta.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Es ginebra -lo corregí, porque no supe qué decir, ni tampoco supe quedarme callado.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Ésta se llama Melala -explicó, sin que nadie se lo pidiera-; es la que manda, yo no la saco más con la gente porque no me animo, pero la sigo teniendo porque es la que controla a las demás.</div>
<div style="text-align: justify;">
Hizo una pausa en ese momento, y aprovechando que estábamos congelados siguió hablando:</div>
<div style="text-align: justify;">
-Es una leona. Son jodidas estas, son malditas... No sirven para dar cría, si querés que den cachorros tienen que ser para eso y no las podés mover, ¿viste? Las tenés que dejar quietas, sino se comen a los cachorros. Bah, no se los comen, los matan nomás.</div>
<div style="text-align: justify;">
Continuó con su monólogo de animales asesinos hasta que se paró para acomodarse la peluca arcoiris de presentador, excusándose por la falta de tiempo. Nos pidió que por favor nos quedáramos, a ver si así podíamos terminar de hablar tranquilos al final de la función, tomar algo juntos y llevarnos la plata en mano <i>ya que estábamos ahí</i>. Yo me tragué el orgullo, Rodri y el negro los huevos, y salimos detrás suyo sin decir una palabra. Gitano de mierda, se notaba que no era la primera vez que largaba su discursito de la leona.</div>
<div style="text-align: justify;">
Después resultó que el circo vendía falopa en las gradas y cuando le mandamos a la cana fue peor, porque arreglaron por encima nuestro con los del juzgado para que nadie pudiera moverlos de ahí. En lugar de dos semanas, se quedaron dos meses; la carpa estuvo fija en el baldío hasta febrero, <i>sensacional éxito.</i> La guita es así, te conviene agarrarla cuando viene porque siempre va a haber otro que la ataje. Yo como un boludo tuve que renegociar con los del terreno, que iniciaron acciones contra el municipio. Al final hasta le buscamos la vuelta para que le sirviera a ustedes antes de entrar, y terminó resolviéndose con más plata.<br />
Sacando eso, que lo sabe todo el mundo, te diría que el laburo en la secretaría jamás nos presentó ningún problema. Ahora, si me aceptás un consejo, antes de cerrar los nombramientos yo que vos le busco la manera de ponerlo al negro éste en algún lado porque es el que conoce más del oficio; no me lo llevo a mi equipo nomas porque no puedo. Nosotros igual vamos a estar acá en frente, así que cualquier cosa me lo mandás a decir con el pibe, que ahora es chofer de la cámara; me hablo todo el tiempo con él en los pasillos del tercer piso, cuando tiene las reuniones el diputado, ponele que una vez a la semana.</div>
<div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-58492518115756437102017-08-02T14:30:00.001-07:002018-03-16T14:29:06.249-07:00Bonus Truck<div align="left" class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in;">
<span style="font-weight: normal;">Cuando pasé al comedor, la risa de
los tipos tirados en el sillón se interrumpió para ver quién
entraba. Con las piernas sobre la mesita, los dos novios de las
amigas esperaban la comida fumando y </span><span style="font-weight: normal;">viendo
la</span><span style="font-weight: normal;"> tele. El de la morocha
era un tarado competitivo, compulsivo de la actualidad futbolística
y pichón de abogado; el de la rubia era un tarado inescrupuloso que
jugaba a militar en una agrupación oficialista, un tarado
</span><span style="font-weight: normal;">obsecuente, perfecto </span><span style="font-weight: normal;">para
</span><span style="font-weight: normal;">su época</span><span style="font-weight: normal;">.</span></div>
<div align="left" class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in;">
<span style="font-weight: normal;">El tercero, que completaba las
juntadas de pareja, era yo: un tarado amargado </span><span style="font-weight: normal;">y
</span><span style="font-weight: normal;">en vías de enloquecer. </span><span style="font-weight: normal;">U</span><span style="font-weight: normal;">n
tarado anacrónico, poco útil para las reuniones. El desinterés</span><span style="font-weight: normal;"> era mutuo,</span><span style="font-weight: normal;"> el saludo correcto y la charla normal, </span><span style="font-weight: normal;">c</span><span style="font-weight: normal;">on
los tiempos apropiados y los chistes </span><span style="font-weight: normal;">de
rigor</span><span style="font-weight: normal;">.</span></div>
<div align="left" class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in;">
<span style="font-weight: normal;">Atrás en la cocina estaba ella.
Arremangada, con salsa en la punta de los dedos, apoyada contra la
heladera, riéndose de forma translúcida: con la inocencia que
</span><span style="font-weight: normal;">me enamoró la primera vez
que conversamos sentados en un colectivo de línea</span><span style="font-weight: normal;">.
Había tomado un poco, se le notaba en los ojos y las mejillas. Pero
poco, el calor del horno seguramente ayudaba a que se le subiera
rápido.</span></div>
<div align="left" class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in;">
<span style="font-weight: normal;">E</span><span style="font-weight: normal;">n
realidad </span><span style="font-weight: normal;">s</span><span style="font-weight: normal;">iempre
se le sube rápido.</span></div>
<div align="left" class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in;">
<span style="font-weight: normal;">Me dio un beso profundo,
levantándose en puntas de pié,</span><span style="font-weight: normal;"> reclinándose </span><span style="font-weight: normal;">contra m</span><span style="font-weight: normal;">i
cuerpo</span><span style="font-weight: normal;">. </span><span style="font-weight: normal;">E</span><span style="font-weight: normal;">lla
</span><span style="font-weight: normal;">es otra </span><span style="font-weight: normal;">cuando
está con sus amigas. Puedo aceptarlo, pero realmente no se qué
hacer en es</span><span style="font-weight: normal;">as</span><span style="font-weight: normal;">
</span><span style="font-weight: normal;">ocasiones</span><span style="font-weight: normal;">.
Me siento como si mi auto se hubiera roto en medio de un
embotellamiento. La multitud me odia.</span></div>
<div align="left" class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in;">
<span style="font-weight: normal;">La situación es como un gato en
una bolsa: yo soy la bolsa.</span></div>
<div align="left" class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in;">
<span style="font-weight: normal;">Compartí un poco de sillón y una
charla con los novios. Sin conocerlos, sabía cuáles eran sus frustraciones y sus mezquindades, porque las chicas eran incapaces de guardarse nada. Ellos por supuesto también conocían las mías. Pero me intrigaba saber qué opinarían de mi estado actual.</span><br />
<span style="font-weight: normal;">Miraban un partido, distraídos. </span><span style="font-weight: normal;">Les p</span><span style="font-weight: normal;">regunté
</span><span style="font-weight: normal;">quién jugaba. Entendí, por la pausa, que era una pregunta indecorosa; significaba que no lo sabía
de antemano ni que, como mínimo, reconocía las camisetas</span><span style="font-weight: normal;">.</span></div>
<div align="left" class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in;">
<span style="font-weight: normal;">Pero lo que en realidad quería preguntar</span><span style="font-weight: normal;">les</span><span style="font-weight: normal;">
era si ellos creían que el lenguaje condiciona</span><span style="font-weight: normal;"> al pensamiento, y en qué medida. Porque el pensamiento no es lineal
ni es traducible, no tiene leyes o estructuras que lo
ordenen. No va de <i>atrás para adelante</i>, no tiene un criterio natural de prioridades. Todo eso es propio del lenguaje, que nos permite expresarlo, cobrándose un diezmo de sentido en el proceso. Yo hablaba de la imaginación.</span></div>
<div align="left" class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in;">
<span style="font-weight: normal;">Arsenal, Independiente. </span><span style="font-weight: normal;">Qu</span><span style="font-weight: normal;">é</span><span style="font-weight: normal;"> poético.</span><br />
<span style="font-weight: normal;"><br /></span></div>
<div align="left" class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh36N6vcvhEup1sDltjvm851CUYXeGO47bPe_KQYIkterJsSy__WZrPZxQefgXtoR2LCvvxYYkvhnmjL_A08MXzK6zv-pPjRnH8GLkgfEeuamcE3d034prnzAW8Kw5mASVrpEfn/s1600/tumblr_o5pui5gH9d1t1ye6to1_540.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="229" data-original-width="540" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh36N6vcvhEup1sDltjvm851CUYXeGO47bPe_KQYIkterJsSy__WZrPZxQefgXtoR2LCvvxYYkvhnmjL_A08MXzK6zv-pPjRnH8GLkgfEeuamcE3d034prnzAW8Kw5mASVrpEfn/s400/tumblr_o5pui5gH9d1t1ye6to1_540.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-weight: normal;"><br /></span></div>
<div align="left" class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in;">
<span style="font-weight: normal;">El tiempo pasó y me vi a mí mismo en el reflejo de una puerta de vidrio, comiendo </span><span style="font-weight: normal;">y</span><span style="font-weight: normal;">
tomando vino, </span><span style="font-weight: normal;">a</span><span style="font-weight: normal;">compañado
de gente que no me interesaba, sacándola </span><span style="font-weight: normal;">a </span><span style="font-weight: normal;">ella. </span><span style="font-weight: normal;">Preguntándome si serían </span><span style="font-weight: normal;">tan felices como aparentaban,</span><span style="font-weight: normal;"> s</span><span style="font-weight: normal;">i
</span><span style="font-weight: normal;">yo </span><span style="font-weight: normal;">merecía
ser feliz. </span><span style="font-weight: normal;">P</span><span style="font-weight: normal;">reguntándome
qué e</span><span style="font-weight: normal;">ra</span><span style="font-weight: normal;">
la felicidad, </span><span style="font-weight: normal;">pero</span><span style="font-weight: normal;">
completamente advertido que se es feliz o infeliz por partes, </span><span style="font-weight: normal;">de
a momentos y </span><span style="font-weight: normal;">en
determinad</span><span style="font-weight: normal;">o</span><span style="font-weight: normal;">s
</span><span style="font-weight: normal;">aspectos de la vida</span><span style="font-weight: normal;">.
Que nunca es absoluto; q</span><span style="font-weight: normal;">ue
la pregunta acerca de la felicidad, así mentada, era una trampa más
simple y sencilla que la caja con la soga y el palito.</span></div>
<div align="left" class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in;">
<span style="font-weight: normal;">Pero esa es una trampa para
conejos, y soy un conejo</span> después de todo. O una coneja. Esta falacia de
pensamiento que me llenaba el ánimo de colesterol iba a empezar a
disolverse el día que lo aceptara, aunque todavía no podía hacerlo porque
era un paso que me tocaba dar por mí mismo.</div>
<div align="left" class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in;">
<span style="font-weight: normal;">Porque, en mi extravío, dudaba si
en realidad no sería un gato.<br />La diferencia no era tan importante, pero
había un detalle significativo: al gato no hace falta ponerle nada en
la caja. Se mete de curioso, y eso lo condena. </span><span style="font-size: 12pt;">Por
lo demás, el sabor de la carne, que es lo que se busca de las
presas, es muy parecido. La de gato es más fibrosa, con un sabor fuerte típico de
los predadores. El conejo será más tierno pero tampoco es pollo.</span><br />
<span style="font-size: 12pt;">Se resiste un poco al masticarlo.</span><br />
<span style="font-size: 12pt;">Se revuelve adentro de la bolsa.</span><br />
<span style="font-size: 12pt;">Se murió ese coche en la autopista.<br />Se quedó sin hilo mi pensamiento, l</span><span style="font-size: 12pt;">a imaginación.</span><br />
<span style="font-size: 12pt;">Basta de vino, gracias, por favor.</span></div>
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</style><div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-39277836863336702252017-05-20T19:03:00.001-07:002018-03-20T16:48:56.240-07:00Lunes, 18 de Febrero de 1957<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in; orphans: 2; text-align: right; text-indent: 0.39in; widows: 2;">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-weight: 700;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-weight: 700;"><br /></span></div>
<b><div style="text-align: justify;">
<b style="text-indent: 0.39in;">“<span lang="es-AR"><i>Era de nuevo la siesta, que me hacía</i></span></b></div>
</b></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in; orphans: 2; text-align: right; text-indent: 0.39in; widows: 2;">
<div style="text-align: justify;">
<span lang="es-AR"><i><b>deseable pero riesgoso el lecho”.</b></i></span></div>
</div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in; text-align: right; text-indent: 0.39in;">
<div style="text-align: justify;">
<span lang="es-AR"><br /></span></div>
</div>
<div style="text-align: right;">
<div style="text-align: justify;">
<span lang="es-AR" style="font-size: 12pt; text-indent: 0.39in;">Antonio Di Benedetto, </span><span lang="es-AR" style="font-size: 12pt; text-indent: 0.39in;"><i>Zama</i></span><span lang="es-AR" style="font-size: 12pt; text-indent: 0.39in;">,
1956.</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="western" style="line-height: 100%; margin-bottom: 0in; text-align: left; text-indent: 0.39in;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<i> ¿Se puede saber cuándo terminará esta seca?</i>, saludé, sombrero en mano y tratando de pasar de largo para no iniciar conversación. La gallega, que se afanaba los domingos en barrer la vereda, replicó algo indistinto, pero con un juego en la mirada que me hizo maliciar.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo mejor era tratar de guardarse de la demás gente, y ya me empezaba a preguntar si lo que buscaba no sería más bien llevarme la contraria. Llegado al fondo, revisé debajo de la maceta. La ausencia de llave me confirmó que, efectivamente, adentro estaría Desideria.</div>
<div style="text-align: justify;">
Noté, por el estado de la mesa y la cocina, que de nuevo había andado ordenando mis cosas. Tampoco había forma de hacerle entender que eso no me gustaba. Tendida, larga como era, se acostaba mirando la pared, evitando el reflejo de la luz, como se duermen las palomas. Busqué el cuchillo, corrí la máquina del centro del escritorio, y me puse a sacarle punta al lápiz. No tenía que hacerle ruido porque solamente dormida podía estarse tranquila. Necesitaba anotar lo que venía pensando antes que se me olvidara.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se giró, capaz todavía soñando algo, sonriendo con los ojos cerrados para indicar que me había estado extrañando:</div>
<div style="text-align: justify;">
<i>-Vení…</i> -alcanzó a decir, con el cachete pegado a mi almohada. Dejé los apuntes que me había pasado Woltzaszczsy, que tampoco apuntaban demasiado, sumé algunas líneas, que no agregaban gran cosa, y resoplé por mi fortuna.</div>
<div style="text-align: justify;">
<i>-¿Qué hacés? Vení… </i>-insistió inmóvil, ya con la mirada fija que demandaba. Llevé la página hasta la cama, descalcé y me acosté al lado de ella. Me preguntó cómo andaba. Tenía la cara tan cerca que podía sentirle el suspiro, y la intimidad me incomodó. Le dije que cuatro y media volvía a salir para el centro, que siguiera durmiendo. Se volvió, tras una suave y ensoñecida lamentación, pero con algo de satisfecha. De espaldas, me informó que otra vez <i>estábamos</i> sin agua; y entendí que me mandaba ponerme talco.</div>
<div style="text-align: justify;">
De vuelta a lo mío: “...de entregarse con más esfuerzo hacia el trabajo, para devolverle la gloria en la economía al país que una larga dictadura puso de rodillas tras años de viciosa administración… <i>tatatá</i>... buena voluntad y empeño, y recordarle al lector que la familia argentina necesita en estos momentos más fe en diós que rencores o desconfianzas. Que así como el pueblo puede ser engañado y confundirse, así también los gobernantes pueden a veces equivocarse… <i>blá y blá</i>... pero que todo puede superarse cuando el amor a la patria se impone sobre el capricho personal y los sectarismos”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Luego, ya se entendía, tocaba hablar de la exigencia impostergable de mirar hacia el mundo y hacia el futuro, amén de insistir en la predisposición de las <i>Autoridades Revolucionarias</i> para bienvenir toda crítica, siempre que fuera constructiva. No quise tachar nada, precisaba rellenar casi tanto como tenía escrito.</div>
<div style="text-align: justify;">
En definitiva, el punto de la cuestión eran las elecciones a mitad de año. Pero me faltaban las palabras. Como tampoco tenía título, anoté: Lunes, 18 de Febrero.</div>
<div style="text-align: justify;">
No tenía por qué ser tan complicado. Garrincha se burlaba diciendo que yo me hacía mucho drama, que el señor Lenchours firmaba cualquier cosa que parezca escrita con un sable. Le decíamos Garrincha porque si le dabas pelota te volvía loco. Lo envidiaba porque él sabía escribir todo del mismo tirón, de corrido, fluido y rápido como quien copia un dictado. Pero él no tenía novia y, al parecer, yo sí.</div>
<div style="text-align: justify;">
Volteé para el lado de Dedé. La camiseta se le había pegado a la espalda. Me fijé en su cuello, desnudo. Con el calor que parecía venir del infierno, su piel me largaba un perfume sin olor que era el de ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
Busqué abajo de la cama un librito que guardaba para distenderme, algo que leía comprometido porque me lo había regalado para mi cumpleaños la semana anterior. Le dije que era el próximo, pero contestó que ya lo sabía, sin cambiar la expresión infantil jubilosa. Sus reacciones no tenían sentido, aunque para ella sí.</div>
<div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPHl3-ELv6kEPeWRvVupCTgv_abtmaAeHCS_XaEloDCvnoaZZzxczl4mIaTf6746NQgfNQUrB6PkQTVFGZZd1yUKD5nEfyQ9XMMg4hK4ZKM1aipyiH-wVw5VGgtz_i_gqEo4t0/s1600/the_battle_of_the_river_plate-138012952-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPHl3-ELv6kEPeWRvVupCTgv_abtmaAeHCS_XaEloDCvnoaZZzxczl4mIaTf6746NQgfNQUrB6PkQTVFGZZd1yUKD5nEfyQ9XMMg4hK4ZKM1aipyiH-wVw5VGgtz_i_gqEo4t0/s1600/the_battle_of_the_river_plate-138012952-large.jpg" /></a></div>
<div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Un día se había presentado en la recepción, con una amiga del Liceo, vestidas las dos para aparentar más edad y con los labios pintados, diciendo que era mi esposa. Esa tarde discutimos, y terminé por decirle que era mejor dejar de vernos. Lloró como una madre que perdía a su hijo, o como una criatura que se le había muerto la mamá; no tuve el coraje de mandarla así a la casa.</div>
<div style="text-align: justify;">
<i>¿Me querés?</i>, había preguntado, como admitiendo una falta sin malas intenciones. De alguna manera le terminé prometiendo que cuando terminara sus estudios nos íbamos a casar, y desde entonces venía sin anunciarse. Yo todavía no sabía si se lo había dicho en serio o para calmarla. Primero, no había plata. Además, nos conocíamos hacía tres meses.</div>
<div style="text-align: justify;">
Era noviembre o finales de octubre, la orquesta había empezado a tocar tango y, por evitar el ridículo, me senté a conversar en una mesa. Dedé era la única que no podía bailar; se le había caído la peineta y alguien la había pisado. Estaba triste. A ninguno se le ocurrió comentarme la edad que tenía.</div>
<div style="text-align: justify;">
En diciembre la había llevado a ver el estreno de La Batalla del Río de La Plata. A la salida, le dije que estaba escribiendo una historia sobre Piedrabuena, no se por qué si no era cierto; pero ella se había quedado impresionada. Evidentemente, era por eso que esperaba sorprenderme con su regalo. Se trataba de una novelita histórica, de un tal Luis Sensini que nadie había sentido mentar, salida claramente del estante de novedades. Entendí que era lo que le había alcanzado para comprarme. Me enterneció el gesto. El título no decía nada; no tenía capítulos ni, para mi decepción, guerra. La leía para distraerme, porque eso que ella transpiraba no me dejaba dormir la siesta. De noche, cuando no estaba, también lo sentía.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tampoco era un libro tan largo, ya lo llevaba más o menos por la mitad.</div>
<div style="text-align: justify;">
Leí: <i>“Con harta frecuencia su recuerdo ponía en blanco las hojas escritas, y cuando en mi cama me visitaba la memoria de sus besos jugosos, bruscamente tomaba los libros para recuperarme. No lo lograba”</i>. Paré de leer.</div>
<div style="text-align: justify;">
Besos Jugosos, caramba. Me pregunté si sería cierto que trabajar los domingos lo inclinaba a uno cada vez más hacia las tentaciones, por perder el hábito de la confesión. Me dije que no la podía seguir teniendo así en mi cama. ¿Ella no se daba cuenta que podía pasar algo malo? Porque tampoco era ingenua.</div>
<div style="text-align: justify;">
La idea me golpeó de repente, como quien se lleva puesta una mamposta por la cara.</div>
<div style="text-align: justify;">
<i>–A esa edad, las pibas ya saben lo que quieren mejor que vos y que yo.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i> –¿Y qué es lo que quieren? ¿Jugar a la casita? Yo mujer puedo tener; pero hija, ahora, no.</i></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<i>–Quedate tranquilo nomás, que ya te vas a enterar cómo son las minas. ¿Vos en qué andabas a los quince años?</i></div>
<i><div style="text-align: justify;">
<i>–No podés comparar…</i></div>
</i><br />
<div style="text-align: justify;">
<i>–Es lo mismo. Capaz que peor. Mi abuela tenía quince años cuando se casó con el viejo. ¿Vos te pensás que había radio en aquel momento? No había ni fútbol. La pobre le dio seis hijos, mas los que habrá perdido. </i>Garrincha se puso serio en ese momento, con cierto aire afectado que a veces tenía. Yo recién ahora, tirado en la cama, entendía lo que me había estado diciendo. Dedé jamás me pedía permiso para tirarse a dormir la siesta. Es verdad que mujer ya era, pero los modos le quedaban de muchachita.</div>
<div style="text-align: justify;">
La miré. La falda le tapaba hasta los tobillos, era clarita y yo podía verle la forma de las piernas, la curva de los muslos. Alguna carne tenía, a parte de tanto hueso. ¿Y si era exactamente eso lo que andaba buscando? Para obligarme después a cumplir con lo prometido.</div>
<div style="text-align: justify;">
La detesté. Quise creer que no podía ser.</div>
<div style="text-align: justify;">
No entendía su pensamiento. A lo mejor lo único que le importaba era ganarle a la hermana. Yo me había dado cuenta que Fernanda ni me miraba cuando me invitaban a la cena. Estaba muy claro: a la mayor le molestaba que a Dedé se le permitiera tener novio. Si Dedé le hablaba, era solamente para pedirle que le alcanzara algo, y nunca le daba las gracias. Por supuesto que yo de eso no preguntaba nada (más que preguntar, me la pasaba respondiendo), pero igual de algún lado me había llegado que Fernanda no tenía pretendientes; sacando a un pobre infeliz con el que se había conocido, un abogado que al final se vinieron a enterar que era judío. Dedé me había contado eso, ya me acuerdo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Fue una tarde horrible en la ciudad de los niños. Me dijo que yo tenía que conocer, pero a los quince minutos de llegar empezó con que ya se quería ir. Era una cosa que daba pena, con los pastos por el techo y lleno de bichos. El agua parecía agua servida; todo era puro calor y mosquitos. Había que esperar el colectivo siguiente, así que nos metimos en la iglesia para escaparle al sofoco. Ahí, por no tener de qué hablar, me entró a contar de la hermana.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando salió de estudiar en las monjas, llevándole la contraria al padre, había hecho un curso de dactilografía en la asociación de la mujer. Trabajó un año en el despacho de unos parientes que tenían campos y loteos pasando el matadero, alquilando una pieza (según Desideria entendía) un poco más chiquita que esta; haciéndose la ocupada, decía, y visitando solamente los domingos.</div>
<div style="text-align: justify;">
A fines de ese año había finado una abuela que las dos querían mucho, que vivía en la casa con ellas, y en la cena de navidad terminaron todos discutiendo como el diablo porque alguien le había echado la culpa de todo a Fernanda, que a la vieja la había matado del disgusto por tanto dar problemas y no se qué más. Así las cosas, superado el berretín y sin marido, había terminado volviendo con la familia; lo ayudaba al padre con toda la papeleta del consultorio, se encargaba de la limpieza del estudio (así no quedaba la llave con nadie ajeno), y de paso también daba una mano en la casa.</div>
<div style="text-align: justify;">
El problema con Desideria no se cuál sería, nunca me lo contaba, aunque por lo general me hablaba como si yo ya supiera. Ese día horrible en la capilla también se había emocionado, y el cura nos había amonestado para que guardásemos silencio.</div>
<div style="text-align: justify;">
Era lindo ver cómo no se daba cuenta, y terminaba hablando rápido como los teros. Era como si ya supiera que no la iban a dejar hablar, y entonces se apuraba para terminar de decir todo lo que quería bien rápido. Por apurarse más todavía, la mitad de las cosas te las decía con la mirada, hacía preguntas retóricas y en seguida las contestaba, siempre de corrido como leyendo un telegrama de guerra. Pero después, otras veces, no decía nada y era como ser apuntado con un revólver, porque parecía que podía escuchar lo que uno pensaba. De ser descontrolada, no sé cómo, pasaba a tener la manea y hacer que me costara trabajo sostenerle la mirada.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pensar en esa charla atolondrada que tiene me daba ganas de abrazarla, es una cosa encantadora; pero cuando ponía esa mirada me dejaba en blanco. Era una magia de mujer que no tenía frente al resto. A veces hasta le entendía lo que estaba pensando, como si además de escuchar pudiera hablarme con el pensamiento. Yo reaccionaba sorprendido pero generalmente no me equivocaba, y a ella le complacía.</div>
<div style="text-align: justify;">
Si realmente estaban en una carrera con la hermana a ver cuál era la primera en conseguir marido, entonces seguramente no estaría sopesando bien su conducta. Era impulsiva, nada más. En el fondo algo de eso me gustaba, esa manera suave de ser retobada; muy distinta de mí. Son once años de diferencia, que parecen una vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div>
<div style="text-align: justify;">
Desde la cocina llegaba el rumor del viento en los árboles del patio de al lado. Era la señal tan esperada de una brisa de aire en movimiento, que pronto sería aire fresco. Todo se vuelve más ligero pasada la calma de febrero, la humedad vuelve a ser soportable y los grillos cantan pero ya sin furia. Tengo que conseguirme uno de esos Vórtalex que entraron hace poco.</div>
</div>
</div>
<div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-47176066899709816132017-03-04T10:57:00.000-08:002017-07-08T16:07:00.085-07:00CACA EN LA CARA<div style="text-align: center;">
~</div>
<span id="docs-internal-guid-41db9789-9aa2-c99b-a370-4a7c1b5a643f"><br /></span>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span id="docs-internal-guid-41db9789-9aa2-c99b-a370-4a7c1b5a643f"><span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los especialistas de todo el mundo no tenían nada para decir al respecto. El término más equilibrado para nombrarlo sería "fenómeno", aunque en la bibliografía de su época principalmente se usaban las palabras "amanecer", "epidemia" o "revolución intelectual y moral". De todas formas, lo de su época tampoco se puede describir como bibliografía; más bien eran algunos comentarios sueltos en las redes sociales.</span></span></div>
<span id="docs-internal-guid-41db9789-9aa2-c99b-a370-4a7c1b5a643f">
</span>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span id="docs-internal-guid-41db9789-9aa2-c99b-a370-4a7c1b5a643f"><span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Esta es una historia de la época de las redes sociales. Quién la comenzó, no tengo idea: a lo mejor fue bruce lee en 1970 cuando habló de volverse como el agua, o quizás fue eva perón, aunque lo más probable es que haya sido el profeta elías hace unos tres mil años.</span><span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br class="kix-line-break" /></span><span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">No quisiera hablar de lo que no sé, pero hay que aclarar de antemano que ahora ya es tarde para tratar de abarcar al fenómeno con nuestra mente, porque el "fenómeno" terminó por contenernos y encerrarnos a todos. Ahora, los que intentan analizarlo o definirlo terminan por caerse en un infierno de metáforas sin objeto, en un loop del que solamente salen humillados y rendidos.</span><span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br class="kix-line-break" /></span><span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">¿Quién había provocado tanto caos entre los humanos domesticados? ¿Era caos realmente? Algo, sin dudas, tenía que ver la caída de la unión soviética, seguro; pero más todavía tenía que ver la llegada de unos cosmonautas que nos invitaron a conocer la tierra de los cuentos de hadas a la que llamamos internet. En orden de prioridad, todos fuimos embarcando hacia ese planeta para asegurarnos cuanto antes una parcela. Charlando ahí, mucha gente se fue dando cuenta que lo que le pasaba no era ni tan raro ni tan personal.</span></span></div>
<span id="docs-internal-guid-41db9789-9aa2-c99b-a370-4a7c1b5a643f">
</span>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span id="docs-internal-guid-41db9789-9aa2-c99b-a370-4a7c1b5a643f"><span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La televisión y el cine les habían estado mintiendo. Tal vez no supieron entender lo que estaban mirando. Un sector importante y peligroso de estos eran los que se habían cansado de programas estúpidos sobre trivias ridículas que jugaban con los sueños de los laburantes, ilusionándolos con premios millonarios que nadie jamás recibía. También se habían cansado de representaciones sobreactuadas, de chimentos tan escatológicos como intrascendentes, de series acerca de médicos proeficientes, románticos policías justicieros y el sinfín de argumentos sobre huérfanos cantores con vidas aristocráticas. De noticias morbosas, de predicadores del apocalipsis que los tuteaban, de famosos en concursos de baile. De ruidosos periodistas deportivos que no lo eran, trabados en eternas discusiones que tampoco lo eran, saturados de información vacía. Y no había más paciencia, ni para el cadáver que invitaba gente al almuerzo, ni para la vieja de peluca rubia que hacía preguntas boludas.</span></span></div>
<span id="docs-internal-guid-41db9789-9aa2-c99b-a370-4a7c1b5a643f">
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-BY1exrn042snqNGb6YibTfivtNG0y1it_W2Bjwu9Mk7K77ODjWDyiUFWAplLNS0WYICAdVkdXH2F5bc-qccieaI2is1agozEVL3mFlrkJHoJYUL6j8DT4us5H8E7B3pT0FdE/s1600/batithustra.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-BY1exrn042snqNGb6YibTfivtNG0y1it_W2Bjwu9Mk7K77ODjWDyiUFWAplLNS0WYICAdVkdXH2F5bc-qccieaI2is1agozEVL3mFlrkJHoJYUL6j8DT4us5H8E7B3pT0FdE/s1600/batithustra.jpg" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Miraron eso durante horas, todas las semanas, cuando volvían a sus casas. Los años se les volvieron décadas. Por sobreexposición de caca en la cara, ese núcleo de disconformidad era ahora un foco guerrillero del consumo alternativo. No querían más mugre en sus oídos, en su plato, en sus sueños subconscientes, y ya habían perdido el miedo a la burla pública.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Porque, hay que mencionarlo, la imagen de alguien gateando desconcertado mientras la plebe le tira podredumbres en la cara dejaba para siempre de ser un relato del fracaso. En esta era, el verdadero escarmiento público (el que sufrieron esos adelantados que tomaron la vanguardia para enfrentarse "uno contra uno" al nuevo jefe) era el yugo de una indiferencia sin desprecio, una demostración de infinita irrelevancia que reflejaba la amenaza que esos quijoteros representaban para el nuevo orden de los tiempos: lo mismo que nada.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Entonces, lógicamente, armaron clubes. Y esos clubes tuvieron sus picas, para regocijo de los mediocres, y disputaron sus torneos imaginarios y sus batallas campales, como es saludable a todos los clubes. Fue.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Digamos, ya que estamos, que las cosas habían mejorado. La humanidad había dado un paso extraño en dirección hacia su propia felicidad, a la vez que se alejaba del iluminismo con el que se había cebado tanto de la cabeza. Por el camino de los grandes errores graciosos, de los collares de cuarzo y de los libros de autoayuda, se abría una senda perdida hacia la caída del imperio romano de occidente. De eso tenemos que hablar, claro, pero ¿por dónde se comienza una historia cuando no es desde sus orígenes? Desde sus efectos, digo yo: y eso es precisamente lo que se empezó a sentir en esta breve etapa en la que fechamos nuestro cuento.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Algo había empezado a deslizarse por fuera de los cánones del mundo, algo que al principio causó gracia porque generaba mucha incomprensión, pero que pronto se volvió más real que la realidad, y hubo que empezar a tomarlo como cosa seria. Unos chamanes peruanos habían inclinado la balanza electoral en beneficio de donald trump, un puñado de hackers enmascarados proclamaba estar persiguiendo bajo amenazas al grupo bilderberg, y lo que comenzó como una reacción contra la prohibición del topless femenino terminó en un levantamiento a escala nacional con incendios en las comisarías y jueces federales colgados de los árboles; que tuvo enfrentamientos sangrientos contra los autodenominados maestros voluntarios. El vaso de lo normal estaba comenzando a derramar desde el fondo, ya estaba pinchado, y se notaba demasiado.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Pero, de todos modos, la anomalía pasaba a ser un lugar habitable. También la muerte, aunque las reformas nunca alcanzaron el ámbito de lo doméstico, donde seguía siendo tan dolorosa como irremediable. Al menos, la nueva administración había tenido la sensatez de intentar hacer algo al respecto, más allá de saber perfectamente que no se podía hacer nada que cambiara los resultados, obviamente. El enfoque, hay que rescatarlo, demostró que el nuevo modelo tenía la capacidad de generar aportes valiosos, reasignando los recursos y adquiriendo estrategias de otros sectores; de los indios, por ejemplo, a quienes se volvió a poner de moda, tercerizados, eso sí.</span></div>
</span><br />
<div style="text-align: center;">
~</div>
<div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-26578442365064463752015-12-18T23:44:00.004-08:002016-09-02T01:22:19.289-07:00Lo zarpadoTenía que pasarme, y me pasó. Dos vagancias, tipos grandes, uno con cara de peluche y el otro malo como un puma. Una cuchilla de cocina apuntando hacia mi hígado les sirvió para sacarme el DNI, la credencial del laburo, y una sube con veinte pesos de saldo. Después que me soltaron caminé unas cuadras hasta dar con un patrullero. Más de lo mismo. Lo único que yo quería, era que me aguantaran en la vereda a ver si todavía andaban mis cosas tiradas por ahí; pero el largo brazo de la ley estaba muy filoso para la retórica, y solo conseguí 20 minutos de amena conversación, en los que me quedó bien claro y de muchas formas que ellos no iban a hacer absolutamente nada al respecto.<br />
Fin de la historia esa.<br />
Doña karma me escribe un par de semanas más tarde, para avisarme que había encontrado mi documento con la credencial del diario, tirados en el piso de un colectivo. A esas alturas ya había dado todo por muerto, y recuperar las cosas fue el punto más alto de un mes apestado por asquerosas noticias electorales. <i>Esta es tu fortuna</i>, me dije. Y, sin embargo, estaba equivocado; porque una mucho más grande estaba en camino hacia mí.<br />
En una esquina, apoyada contra un árbol con su inconfundible estilo arrabalero, se lucía en compañía de las de su especie. La vi de suerte, por no perder la costumbre de fijarme, pero ¿cómo no reconocerla, después de haber compartido tantas cosas? Que las cicatrices de las rodillas respondan por mí. No, trece años de compañía son demasiados como para andar confundiéndose. Claro que algunas cuestiones habían cambiado, detalles; pero todavía conservaba ese look minimalista que tanto me atrae y me enamora.<br />
Dos años habían pasado, sin olvidarla, pero entendiendo que la vida sigue, y que de alguna forma tenía que moverme para llegar hasta donde quiero. Trece vueltas al sol las pasamos juntitos, y hasta en ese número encontré cierta fatalidad: porque sabía que ni bien me la trajera a la ciudad me la zarpaban. Dicho y hecho, duramos cuatro meses desde de la mudanza. Me reproché por no haberla cuidado lo suficiente, por haber sido un confiado de mierda; hasta que acepté que no tenía la culpa. Que, en todo caso, mi responsabilidad estaba en la inexperiencia.<br />
<br />
<img src="https://40.media.tumblr.com/b4766a7a038bdf1a92442a35bb5b703c/tumblr_nfub7j1VWr1tsqybko1_540.jpg" style="-webkit-user-select: none;" /><br />
<br />
Interpreté que era el precio que tenía que pagar para aprender a valorar mejor lo que es mío. Pensé, por un lado, que todo lo que existe en algún momento se va a romper; pero también que no desaparecía del universo, que solamente la habían robado, y que alguien estaría feliz encima suyo galopando como un rayo. Y de nuevo me equivocaba, porque una cosa es la realidad, y otra que no tiene nada que ver es la manera en la que la entendemos; con la moral, la justicia poética y otras formas de resignar lo que perdemos, o de justificar lo que sabemos que robamos. Pero para el que tiene la mano abierta no existen leyes, y recién cuando estuve entregado a que sucediera lo que quisiera ir o venir, recién entonces nos volvimos a encontrar. Distintos, más grandes, y en otra situación.<br />
La miré pensando qué decidir. Le hice unas caricias por los viejos tiempos, en silencio, y el bicicletero se acercó sospechando lo obvio. La tarde que le conté todo esto, Guille me dijo que debería habérmela robado, y capaz que tenía la razón. Tal vez lo zarpado se pague con un arrojo de autodeterminación y audacia; cien años de perdón, el talión, y toda la bola.<br />
En realidad, al final terminamos negociando un acuerdo de poca guita con el chabón de la bicicletería. Era un viejo lobo de mar en cuestiones de la compraventa: intentó persuadirme de que no era, me contó una anécdota muy a lo Fargo, en la que a él le robaban un Fiat 100 en 1988 y desde esa época que venía frenando coches en la calle para ver si se trataba del suyo. Se llamaba Ricardo, y su negocio era un huesero de bicis afanadas.<br />
Me pregunté: ¿Qué prefiero realmente? ¿Cuál de las dos sería peor? ¿Que vuelvan a chorearme, y perder algo que quiero, o encontrarme sin previo aviso con las cosas que ya resigné de mi vida? Podría volver a pasarme, y seguramente me pase. No es sencillo enfrentarse con lo resignado, no es para cualquiera.<br />
Porque yo ya resigné eso de llevar una vida sencilla, claramente no es para mí; como también resigné lo de sentirme una persona cualquiera, y no son cosas que me anime a volver a cruzarme en el camino. Si me las cruzo, espero estar encima de la bici, y pasarlas de largo bien rápido.<br />
Qué linda que es, la verdad.<br />
Menos mal que nos volvimos a encontrar.<br />
Aunque, ahora que me fijé mejor, tiene un par de detalles que me hacen dudar.<br />
Capaz no que sea la misma que me afanaron hace dos años.<br />
Igual, todo bien; es una bici nada más. A nadie le importa.<div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-2685209016826904712015-10-25T22:37:00.000-07:002017-05-03T20:11:33.429-07:00No tiene nombre<i>Traca, traca, traca</i> resonaba mi bicicleta a los saltos por los adoquines. Iba por una bajadita especialmente intrincada, en la soledad de la noche, para verme con un amigo en la plaza. Nos juntamos ahí a charlar de las cosas de la vida, cuando no hay gente ocupándola. Siempre vemos a la policía llegar con el patrullero cargado de nenes, los meten en la comisaría y al rato los largan. Hasta ahora, ninguna noche fue la excepción.<br />
Estaba empezando a entender ese concepto de <i>cuanto peor, mejor,</i> o al menos a incorporarlo en mis cuestiones cotidianas: amigos, trabajo, carrera y otros afectos. Uno que sabe mucho, me había recordado que todo lo que perdura se forjó en la resistencia; pero a veces nos perdemos en la distancia que existe entre entender una cosa y poder reconocerla cuando sucede, así que agradecí por volver a escucharlo. Porque es verdad que todo lo que perdura se forjó en la resistencia.<br />
Pasa que la vida en sociedad es sutil y muy compleja, siempre se miden las cosas desde los efectos que producen.<br />
Tuve que hacer un poco de fuerza con los brazos, para despegar mi cara del suelo. A un costado, pedazos de bicicleta desparramados brillaban en la vereda. Una rueda seguía girando, o sea que no me había desmayado. El indicio de que había sido un vuelco violento y espectacular lo tuve en las expresiones de una pareja que venía caminando abrazadita, cada uno con la mano en el bolsillo del pantalón del otro. "Se mató", leí en sus caras, pero inmediatamente la de ella viró en alivio, y la de él en tentarse de risa. La bici, en el piso, había quedado como cuando se rompen las cosas en los dibujos animados, solo faltaba el ruido de acordeón desafinado.<br />
Traté de entender lo que pasaba.<br />
La explicación técnica sería que el guardabarros de la rueda de adelante se soltó, trabando el giro y provocando una frenada en seco que me catapultó un par de metros horizontales hacia la vereda, sobre la que aterricé con la palma de la mano derecha, la rodilla izquierda, el tobillo del otro pié, y apenas la mejilla. Un lujo de maniobra aérea. Pero lo que me estaba pasando era distinto, era una sensación enorme que me llenaba los pulmones; una mezcla de nostalgia con alegría.<br />
<br />
·<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVcNcZ5iQBSsnjs3lK67RFfZhN6Q8VarS411WERCdkRwoyIEw1SQpAqYmg9EaiWnei-mIRaFG-8Z7EjSl71Prl1He5G-6_PZFNL3qDzZZosh3EEFgxdS5KJrYuYOcoxALpnl77/s1600/spdeadbw.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVcNcZ5iQBSsnjs3lK67RFfZhN6Q8VarS411WERCdkRwoyIEw1SQpAqYmg9EaiWnei-mIRaFG-8Z7EjSl71Prl1He5G-6_PZFNL3qDzZZosh3EEFgxdS5KJrYuYOcoxALpnl77/s400/spdeadbw.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
Estaba viajado en el tiempo. El último palo que me había pegado en la bici, había sido hacía unos quince años. Los días eran más largos en esa época, y los recuerdos que me quedaban de ellos eran apenas un puñado de nociones generales, no mucho más que el argumento de una película o de un libro, como si todo le hubiera pasado a otra persona que ya no era yo. Fragmentos enteros de memoria estaban regresando: charlas, detalles insignificantes, comentarios hechos al pasar y cosas que me habían gustado cuando las probé. Especialmente, lo más extraño era el recuerdo de sentir cómo era, antes de entender todo lo que hoy entiendo; antes de ser grande.<br />
Qué loco. Yo hacía eso de pararme sobre el cuadro de la bici, como un equilibrista. Claro que en esa época pesaba 35 kilos. De vuelta la presente, el adulto y el niño estaban mirándose los ojos, y ninguno sentía vergüenza ajena.<br />
Quise definir el golpe que me había dado. No era un <i>palo</i>, porque eso implica chocar contra algo; ni tampoco una <i>piña</i>, porque eso es cuando te la das contra alguien. "No tiene nombre", decidí: era un choque de mí contra migo mismo.<br />
En la comparación, el futuro en el que estaba viviendo me parecía asombroso: no solo desde la tecnología, que desbordaba los límites de mi imaginación, sino en lo que había hecho con mi propio destino. Parecía casi una joda cómo terminaron siendo las cosas, y no pude evitar reírme, ahí tirado en la vereda, a media noche.<br />
Comprobé que no estuviera sangrando, y me paré de nuevo. Como siempre, las apariencias engañaban; entendí que no pagaba un precio demasiado alto por lo que estaba recibiendo. Alcanzaba con verme para burlarse.<br />
Cualquiera diría que era un tarado.<br />
Ni siquiera me dí cuenta en qué momento me la puse. De chico, cada vez que volaba en la bici era como un momento matrix. Tenía, de nuevo, cada detalle en la cabeza; como un sabor que me llenaba la boca, o como la caricia de alguien que volvía. Era una experiencia física y espiritual, inducida por la reunión entre ciertos adoquines muy zarpados, y el puto del guardabarros traidor de la rueda de adelante, que hace mucho tendría que haber tirado a la mierda. Casi me mata, pero lo de aprender de las caídas nunca había sido tan literal ni tan pragmático.<br />
O capaz fue ese golpe en la frente, no lo sé.<br />
Junté los pedazos de bicicleta, y me la llevé andando en la mano. El viento movió unas hojas, y flashé que me corría un perro. Claramente estaba aturdido. Me distraje del dolor con el recuerdo de una mano que jugué en un campeonato de truco, en sexto grado; podía acordarme qué cartas me habían tocado, pero no tenía manera de demostrarlo, ni nadie cerca para contarle.<div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-69962313322798682912015-09-16T17:39:00.001-07:002017-03-19T22:45:32.495-07:00Guatemala<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br />
Me escuchó atentamente, ni con interés ni con recelo, sino con atención; distinto de los burócratas locales, que te miran por encima del hombro, acostumbrados a que la gente se les acerque solo para mendigarle algún favorcito, algún gesto de amiguismo con el que sentirse congraciados de por vida. Le expuse mis intenciones, las conversamos, y me dio su tarjeta. Me pidió que le enviara un mail recordándole todo el asunto por escrito, porque tenía ganas de facilitarme alguna ayuda.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-¿Es muy complicado conseguir la residencia cubana? -quise saber.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-Y, te tienes que casar con una cubana.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">-En principio, eso no sería ningún problema -respondí con media sonrisa.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> A mi edad, mis viejos ya tenían dos hijos que sabían escribir; el más chico su propio nombre, y el más grande ni idea cuánto. Dentro de un par de años, superados los treinta, se que esa cifra me va a dar vueltas por la cabeza en mis habituales noches de insomnio; y qué bien que me vendría tener a alguien al lado para amortiguar el aislamiento.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">"Casado con una cubana", resignificaba la connotación oscura y fría de "casado".</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Miré hacia adelante, en mi futuro; y sentí que la vida era como una pila de monedas que vamos armando, más o menos derechita, en función del cuidado que se le ponga. Uno puede ser desdeñoso y, con la perspectiva del tiempo, se empieza a notar en qué puntos faltó atención, dedicación, prolijidad... Pero al final, todo crece hacia arriba, como el tetris, cada vez más rápido; buscamos acomodar lo mejor posible las cosas a medida que se nos vienen encima, sintiendo el frenesí de una música que al principio era divertida, entendiendo finalmente que, por bueno que seas, no es posible para nadie sostener lo efímero, ni para siempre, ni por mucho tiempo más. El juego se termina cuando llegás hasta arriba, y el que juntó más puntos se gana el privilegio de ponerle su nombre al primer puesto, hasta que llega otro y se lo saca, y así.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> La gilada.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Dentro de poco voy a decir "basta", y me voy a dedicar a buscar las cosas de la vida que me hacen latir el corazón. Basta de juntar puntos, basta de pensar en el primer puesto como la gente del cardumen. Jesús dijo que había una vida mejor por llevar, y es lo que me interesa; porque yo también veo que es cierto.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Ni cabida.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Eso es lo que me iría a buscar a Cuba. Nunca necesité demasiado, pero ahora entiendo que siempre fue mucho más de lo que creía. En un futuro, quizás me toque proveer a mi familia; y si ese es el caso, creo que las mejores oportunidades las voy a tener en un país que, con menos plata que Haití, tiene la mejor salud pública del mundo entero. Eso habla de un profundo respeto hacia la vida.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitiDBBp4_3OC09qLTGnx25fGO6j4pL5dQlAYcNk6kRmXpcw8POPmVm8ZjjjaAmXcVR7YcmXPRl0-3OrCJiHtxVsdf13k6rQYwle5XwVre2Ur-3MVMM3SjzmbL_73OsiUSiv1Xo/s1600/lagente.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitiDBBp4_3OC09qLTGnx25fGO6j4pL5dQlAYcNk6kRmXpcw8POPmVm8ZjjjaAmXcVR7YcmXPRl0-3OrCJiHtxVsdf13k6rQYwle5XwVre2Ur-3MVMM3SjzmbL_73OsiUSiv1Xo/s1600/lagente.jpg" /></a></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Allá nadie se ríe del anarquismo, porque es lo único que queda a la izquierda del gobierno. Y, sin embargo, se acercan infinitamente al sueño de Malatesta: un mundo en el que las únicas penas, sean las penas del amor no correspondido.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><i>"Ella, por volverlo a ver,</i></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><i>salió a verlo al mirador;</i></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><i>él volvió con su mujer,</i></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><i>ella se murió de amor".</i></span></div>
<br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">La niña de Guatemala. Tal vez no haya muerte más dolorosa, porque el amor no mata realmente. Decimos que la otra opción sería rendirse, Pero, ¿cómo es rendirse? ¿Cómo es dejarse caer hasta que todo se termine, sin tratar de intentar nunca nada, aunque solo sea un último manotazo de ahogado? Así sería: como un tetris. Riéndose, angustiándose: sufriendo las leyes del dharma, cantando Sinatra.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Siento un poco de lástima por esos empleados de la oficina que me forrean cuando paso a cobrar; son unos ñoquis miserables pero evidentemente creen que porque se encargan de agilizar la firma de un cheque a mi nombre una vez al mes, les debo un tributo de simpatía sumisa o algo así. Nunca me termina de asombrar lo equivocada que puede llegar a vivir la gente, lo fácil que se agachan cuando tienen miedo, y lo poca cosa que resultan ser a la hora de hacerse respetar frente a alguien más poderoso. Les gusta fingir que no escucharon, hacer como que no vieron; reírse, porque la realidad es muy pesada, y exhibirse, porque la vida es muy corta.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Y viene este burócrata cubano a decirme que "la mayor parte de la humanidad es buena, es noble". ¿Hablaba de la misma humanidad que mira a su nación con malos ojos, sin fundamentos y solo porque sí? ¿Para qué me dijo eso? ¿Qué me quería vender? Nunca le mandé ese mail. Hace como 60 años que no le venden nada a nadie, claramente están fuera de práctica: acá la onda es diferente, hay que promocionar a través del miedo, el humo, y la paranoia.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><i>"Yo que no creo</i> -anotó Macedonio Fernández- <i>en la muerte de los que aman, ni en la vida de los que no aman, te digo lo que no me oirás nunca, y que ya sabes: que es imposible que no seas feliz".</i> Eso es verdad.</span><br />
<div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Salí de la depresión maniática en la que me pasé los años perdidos, que fueron los únicos realmente indispensables, sabiendo que eso era cierto; y, de yapa, pudiendo entender los papeles de Recienvenido. Ahora las cosas van y vienen, como siempre; pero de a ratos me gustaría tenerme en frente para abrazarme y darme un beso, porque me parece que me lo gané. Tal vez en un par de años alguna cubana se encargue de hacer eso por mí.</span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Las cosas nunca dejaron de estar mal, y en cierto sentido están peor que nunca; pero hoy siento que voy en un velero, y que ya es imposible que no sea feliz, no importa lo que me pase en la vida.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">A todos nos toca decidir si la vamos a pelear o no.</span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Y a la gilada, le ya está dicho: ni cabida.</span></div>
<div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-89938347876154371512015-07-29T16:37:00.007-07:002020-08-23T19:07:30.146-07:00Mi novia es más linda<p><br />
<br />
<br />
<br />
-Chabón -dijo, acomodando el monitor para que viéramos mejor-, es increíble lo buena que está esta mina.<br />
-No pude más de linda.<br />
-Encima ahora que cortó con el novio, anda medio entregada.<br />
-¿Posta?<br />
-Posta.<br />
Giré el cuerpo para ver de quién hablaban. La gata se me había dormido encima, en una contorsión rebuscada. La chica salía con cara de no estar pensando en nada, como esos modelos masculinos en las publicidades de zapatos que vienen en las revistas de chimentos, con el obligatorio puente de puerto madero de fondo.<br />
-Mi novia es más linda -comenté con desinterés, para molestarlos.<br />
Julián puso cara de indignación, y volvió la vista a la computadora.<br />
-¿Pero vos viste ésta foto?<br />Era una pregunta retórica. Uno de los chicos comentó que deberían prohibirle tener redes sociales porque era violencia de género contra los hombres, y nos reímos.<br />
<br />
<a href="http://40.media.tumblr.com/tumblr_m715ipyyHE1qzamioo7_500.jpg"><img border="0" src="https://40.media.tumblr.com/tumblr_m715ipyyHE1qzamioo7_500.jpg" /></a><br />
<br />
<br />
El agua va del mar a la montaña, y baja con la lluvia. Nos desesperamos para que las cosas cambien, pero también queremos que la vida sea como una foto. Hacemos de todo con tal de parecernos al resto. Para diferenciarnos del resto. Claro, también necesitamos ser diferentes y tener algo para contar, o prometernos aquello que no entra en nuestro rango.<br />Y nos divertimos con lo que inventamos.<br />
Somos los animales que mienten.</p><p><br />
-Cuando tenga plata, me voy a comprar un caballo.<br />
-Me extraña.<br />
-¿Qué te extraña?<br />
-De vos. Que digas eso.<br />
-¿En serio?<br />
-En serio.<br />
-Qué raro. Pensé que me conocías.</p><p><br />
Lo más cálido del trato. Lo más íntimo de lo cotidiano, toda esa comida compartida, y un lugar en sus planes de futuro. Eso se va: queda la cordialidad en el saludo. En los mejores casos.<br />
Siempre me digo que no tiene nada de malo. Incluso cuando intento, no consigo recordarlo. Será que mi corazón está más liviano. El estado de ánimo vuela como una bolsa de nylon arrinconada contra dos paredes, la familia y los amigos se dan cuenta y sonríen condescendientes. Yo sencillamente no funcionaba más.<br /></p><p><br />
Al final era verdad que iba a recibir algo invaluable. Con el tiempo ya no importa quién lo sepa o no lo sepa. Vale lo que cuesta conseguirlo, sirve lo que se tarda en alcanzarlo. La vara que nos mide, es con la que nos pegamos. Pero lo más extraño de todo es cuando pensamos que tenemos el derecho. No lo tenemos. Vamos a bailar, salimos a comer. Tildamos de antinatural lo que nos molesta, de injusto lo que no nos conviene.<br />Y creemos que somos agnósticos.<br />Nos adaptamos rápido las opiniones mayoritarias porque necesitamos estar de acuerdo, encontrarnos en el otro, sentirnos acompañados. Tenemos pánico de lo que pueda ocurrir cuando se terminaela obra, un miedo irracional que alimenta al monstruo de la ansiedad, que engendra vicios y adicciones. Porque si un árbol se cae en el bosque y no hay nadie para sacarle una foto, entonces ni hubo árbol ni hubo tal bosque.<br />Pero lo que sí hay es un miedo más grande: el miedo a quedar mal parados, al bochorno, a ser una burla; como si todo el tiempo estuvieran a punto de escribir sobre nosotros en wikipedia, criticar nuestros actos, debatir nuestras vidas.<br /><br />
-Cualquier chica te puede querer.<br />
-¿Y vos?<br />
-Yo te quiero.<br />
-¿Entonces?<br />
-Es complicado.<br />
Le di la razón. Hay una excelente vida sencilla a nuestro alcance y sería una pena dejar pasar esta oportunidad única en la historia. ¿Para qué conflictuarnos tanto, a cambio de qué? Porque nunca pasa nada. No vinimos al mundo para complicarnos la existencia sino justamente para comernos al mundo. Para la sencillez de los placeres sensibles. Que nuestros nietos, si es que los pobres desgraciados llegan a existir, encuentren mejores respuestas al enigma de la asimetría; ahora es nuestro momento para ir a bailar, para salir a comer afuera. Pero qué lindo si un día, casualmente, ya no hiciera falta patear el peso del mundo para adelante. Si un día ya no tuviéramos que preguntar ni prometer, ni arrinconarnos contra una imagen de perfección ni sacarnos fotos con cara de nada en el medio de un bosque deshabitado.</p><div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-8636822895804091222015-07-20T15:12:00.002-07:002020-08-23T19:10:37.952-07:00Comela<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
¿Viste cuando soñás que estás en el colegio, y es de noche?</div>
<div style="text-align: center;">
Es como cuando se te ocurre algo, pero no tenés a quién contárselo.</div>
<div style="text-align: center;">
Lo vas a entender si alguna vez fuiste al cine y adentro no había nadie.</div>
<div style="text-align: center;">
Ponele que sabés lo que se siente no tener plata.<br />Estar en el desierto.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Era como esconderse, para que no te fajen. Y sonreir.</div>
<div style="text-align: center;">
Como seguir caminando, para que no te la busquen; porque es así.</div>
<div style="text-align: center;">
¿Me estabas hablando? Claramente.<br />Ponele que a las palabras se las lleva el viento.</div>
<div style="text-align: center;">
Vos dirás, "Pero habíamos quedado en vernos a las cinco de la tarde".</div>
<div style="text-align: center;">
¿Cómo es que nunca te preguntaste nada de todo esto?</div>
<div style="text-align: center;">
Ese es el broche de oro.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
¿Y lugar para mí no había?</div>
<div style="text-align: center;">
-No, te lo tenías que hacer vos.</div>
<div style="text-align: center;">
Pero a qué precio.</div>
<div style="text-align: center;">
"En realidad, todo te lo tenías que hacer vos".<br /><i>Ponele</i> que la puerta está abierta para que hagas lo que más quieras.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
El tema es el Thelema.<br />Mientras haya personas, y tengan tiempo.</div>
<div style="text-align: center;">
¿Y la escuela? ¿Y el trabajo?<br />¿Y esas cosas que nunca hablamos, pero que los dos sabemos?</div>
<div style="text-align: center;">
Bueno, al final no era para tanto.<br />Era pura publicidad, o maldad de la época.</div>
<div style="text-align: center;">
Fábulas para las moralejas.<br />Terapeutas para las bolsas de arena.<br />
Comela.<br />¿Entendés lo que te queda?<br />
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
La felicidad de una tarea bien hecha.</div>
<div style="text-align: center;">
Una estrellita en la frente, o un dibujo en la heladera.</div>
<div style="text-align: center;">
Jugá conmigo. Reite de mí.<br />Escondete para que te busque.</div>
<div style="text-align: center;">
Dame otra oportunidad.<br />O mejor no lo hagas.</div>
<div style="text-align: center;">
Gritando hasta que se te vayan las ganas.</div>
<div style="text-align: center;">Pero después no te enojes.<br />O enojate.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Tomó un trago largo y me dijo:</div>
<div style="text-align: center;">
"Nene, ya estamos grandes".</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
~</div>
<div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-747561747870896192015-07-03T20:14:00.180-07:002023-04-10T23:13:33.343-07:00Antes tenías música<div style="text-align: justify;">Saliste confiado, como siempre; y como siempre, te arrepentiste a la media cuadra de no haber traído la campera abrigada. Pero te importó más que venías usándola hace un par de semanas y ya no daba. Mirá si justo te cruzabas a alguien.<br />
Tu bondi es el de la prole, lo sabés: vas parado, volvés parado, y siempre lo esperás como una hora. Te preguntás por qué los policías no pagan. En realidad sabés por qué los policías no pagan: lo que te preguntás es cómo a nadie pareciera llamarle la atención y por qué nunca es tema de conversación en ningún lado. Te preguntás si de verdad te importa, o por qué te molesta. Si es por la guita o por lo que implica. Hacés un cálculo estimado; sos obsesivo compulsivo, igual que el resto.<br />Vas a llegar tarde, y es lo común. Ya casi ni vas, y cuando vas llegás tarde. ¿En qué pensás? En cualquier cosa, menos en lo que te está pasando; por eso te comés el viaje de que te clava un puntazo el cabeza que estaba revisando la basura en la vereda, cuando encaraste la esquina con las dos manos en los bolsillos del pantalón como si se te fuera a caer porque estás demasiado flaco. Lo miraste de reojo, y eso no se hace. Es una falta de respeto, una muestra de desconfianza; él solamente lo hizo para entretener al hermanito, que cuando sonríe se nota que está cambiando los dientes. Te reís porque tiene un gorrito de Boca; te acordás de ese amigo que te dijo que uno de cada cinco nace con el gorrito de Boca puesto. A nadie le importa. A vos tampoco. Ellos están acostumbrados a revolver, vos a comerte el viaje, la gente a no dar pelota, los amigos a burlarse, y los canas a no pagar el bondi.<br />Entrás y los asientos están llenos. Son quince personas, se atiende por orden de llegada.<br /><br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<a href="https://40.media.tumblr.com/38bdac06c0f42edec4c07d1be9c5ba6b/tumblr_n1rilrmJ1b1r9xcmto4_540.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://40.media.tumblr.com/38bdac06c0f42edec4c07d1be9c5ba6b/tumblr_n1rilrmJ1b1r9xcmto4_540.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;"><br />
Esperás. Pensás pavadas, lo mismo que nada. Me quiere, no me quiere, etcétera. Antes tenías música; pero ahora estás mejor porque ya no sufrís por cada cosa que pasa ni te desgarra la ansiedad de tener que esperar treinta y cinco minutos en una sala llena de pacientes sumergidos en un silencio con suaves notas de resignación, roto por algún que otro catarro esporádico. Ya no te asalta ese pánico del último minuto que te obliga a revisar la mochila y confirmar que tenés todos los papeles, que no te los olvidaste arriba de la cama mientras te praparabas para salir. Cultivaste algo de confianza, o capaz al fin estás creciendo.<br />
-¿Hola? -te saluda, con una sonrisa amable, las cejas levantadas, los ojos verde oscuro. En el instante que te quedaste sin reaccionar te preguntás varias cosas: si tu sonrisa fue causa o consecuencia de ella, si esperaba que la saludaras y le causó gracia que no la reconocieras, o si no te reconoció y solamente le pareciste un tipo extraño. Incluso te preguntás si las sonrisas no se dispararon antes del pensamiento, automáticamente, como parte de esa ropa social que nos enseñan a llevar en público y con la que intentamos manipular las situaciones a nuestro favor, leyendo con la mirada lo que intentan ocular las otras personas.<br />Pero no te reconoció. Si le hubiera dado vergüenza... no, nunca fue de tener vergüenza. Su forma de ser era así. Le alcancé los papeles, le expliqué mi tratamiento, mantuve una actitud seria y ella también se puso en adulta. Prácticamente no intercambiamos palabras, porque al instante apareció un médico desde atrás de un biombo gritando mi apellido y ordenándome que lo acompañara. No existía la posibilidad de que no reconociera mi apellido. Se estaba haciendo la que no me conocía. Genial. Ya habíamos hablado demasiado, cuando teníamos catorce años, y ella me había regalado un diálogo memorable.</div><div style="text-align: justify;"><span></span>En la escuela nos pedían que no comentáramos el tema. En la calle habían volteado un colectivo y lo habían prendido fuego; hubo muerte y violencia. Las únicas noticias medianamente creíbles nos llegaban por radio, y hablaban de un presidente nuevo cada doce horas. Estábamos en el aula y yo dije por decir que había gente tan pobre que lo único que tenía era plata. Repetía una frase hecha que seguramente le había escuchado a mi viejo en casa. Ella era buena, y por su mirada entendí que me compadecía, como si le preocupara que fuera demasiado ingeuo para sobrevivir en esta vida. "No", me corrigió, "<i>pobre</i> quiere decir que no tenés plata".<br />Lo hizo con su cara de inocencia, que era realmente inocente. Era católica y, salvo porque yo la trataba de tonta, me respetaba y me valoraba como compañero. En su cabeza no había lugar para demasiadas variables pero jamás me trató con los prejuicios típicos del curso. Ahora atendía en una guardia. Su familia tenía plata, montones de plata, ¿qué hacía trabajando en ese lugar? Yo lo sabía: estaba cumplido con su palabra. Ella quería estudiar medicina. Su nombre no estaba en la puerta pero igual se sentaba ahí, atendiendo a las personas, aunque solamente fuera en la mesa de entrada. Había reaparecido en mi vida para mostrarme que ni siquiera fui mejor que ella. Yo apenas iba porque necesitaba los retrovirales, pero jamás tuve el impulso de ofrecerme para hacer un voluntariado.<br />Es cierto que su vida le permitía despreocuparse de la subsistencia, que ya tenía resuelta por todas las generaciones futuras, pero podría haber estado en una pileta o en un hotel de Mallorca. El problema es que ella prefería eso y a mi sobervia de cínico terminal no le entraba en la cabeza por qué.<br />
¿Todavía quedaba algún espacio adentro mío, para escuchar lo que me decían? ¿No estaba todo rígido, atado, y yo tan prepotente que pensaba que ya entendía cómo era el mundo? ¿Te acordás cuando me dijiste que todo hombre inteligente piensa cada tanto en su propia muerte? Al final solamente me quedaron esas frases hechas: las recibí con orgullo como parte de una herencia que ya veo de qué me sirvió.<br />Camino solo, por el camino del orgulloso, que es un jardín lleno de estatuas sin nombre. Ahí se vive, libre de sorpresas, ni triste ni contento porque eso no es lo que hacemos los hombres inteligentes.<br />Despertate.<br />Lo único que te habías propuesto en la vida fue ser humilde.</div><div style="text-align: justify;">Y no te salió.</div><div style="text-align: justify;">¿A quién le vas a seguir dando clases de qué?<br />¿Quién te pensás que sos?</div><div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-70431184914234906922015-06-18T20:25:00.003-07:002020-08-25T20:49:42.996-07:00¿QUÉ ERA?<div style="text-align: justify;">Tenía diecisiete años, estaba parada en silencio, frente a la multitud, y sosteniendo la bandera que le habían puesto en las manos para que se supiera que ella tenía el mejor promedio del pueblo. Estaba acostumbrada a estos rituales, a la mirada del público y al aburrimiento analgésico que se prolongaba como el cielo nublado del otoño. Las palabras del intendente le llegaban con un eco deforme, lacónicas. Ya no se gastaba en sonreírle. Cuando todavía tenía amigas, la bandera había sido causa de expectativas, vanidad y rumores con su nombre, pero ahora las chicas solamente susurraban que ella estaba poseída, o hipnotizada.<br />La tarada con las mejores notas. Lo único que pensaba era que ya le faltaban pocos días para volar hacia la ciudad. El pueblo era demasiado, no sé, <i>cobarde</i> como para perdonar a cualquiera que tuviera algo entre el pecho y la espalda. Y su conciencia estaba en otro lado porque generalmente no la necesitaba. Pasaba las tardes fantaseando con algún hombre que le atara las muñecas a la cabecera de la cama. Estaba aburrida, ese aburrimiento empezaba a dolerle y entonces lo único que podía esperar era a cualquiera que llegara para sacarle el dolor pero sin preguntarle nada, sin pedirle explicaciones porque tampoco tenía nada para decir sobre el tema.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<a href="http://static.tumblr.com/a2fe02b375c653e811be1fb51b9dd87d/4tpkhgt/ZPQneqhz0/tumblr_static_brxs1jdtt1c0ccoko440kg0wc.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="800" height="300" src="https://static.tumblr.com/a2fe02b375c653e811be1fb51b9dd87d/4tpkhgt/ZPQneqhz0/tumblr_static_brxs1jdtt1c0ccoko440kg0wc.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;"><br />Pensó que iba a extrañar a su perra, una siberiana que traía el palo cuando ella lo tiraba. Se dio cuenta que un hombre la estaba mirando. Era un policía, no tanto mayor que ella, pero el uniforme y el corte de pelo hacían que perteneciera al mundo adulto. Le sostuvo la mirada, conteniendo sus gestos y expresiones, como si llevara pintada encima de la suya la cara de un sarcófago. Sintió una ráfaga de vida por dentro, porque todos miraban hacia el frente pero ella lo hacía en la dirección del público, hacia ese chabón y era como estar desnuda frente a la multitud.<br />¿Qué era? Electricidad. Lo que se siente en la piel y en las tripas cuando pasa exactamente lo que tiene que pasar, aunque sepamos que no debería estar pasando, o tal vez precisamente por ello. El susurro de lo real: sentía como si hubiera peces nadando adentro suyo, por todas partes.<br />
El viento que alivianaba el peso de la tarde y el rebote del sonido contra los muros de la iglesia la devolvieron a la realidad. Abandonó los músculos de su cara al control de la gravedad, mientras se sumergía en un sueño diurno: ella era ella, el pueblo era el pueblo, y la estaban quemando en la hoguera. No podía moverse ni gritar, ni tampoco lo intentaba. En la mirada de la gente había curiosidad y culpa, y así pudo entender quién era, y por qué le tenían miedo.</div><div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-19801169076592725612015-06-02T16:28:00.001-07:002017-07-07T19:30:16.347-07:00No existe el crimen perfecto La otra identidad era la de un pájaro enjaulado.<br />
Como de una pistola, me había escapado de todo lo que conocía y me aseguraban.<br />
-Es un maneje -me dijo.<br />
-Es un maneje -acepté, y la ví rascar el Zippo contra su rodilla.<br />
Pensé que nunca se sabe. Hay días mejores que otros, y existe la suerte. Además, teníamos todo para ganar: las ideas, las palabras y a la gente indispensable en el bolsillo.<br />
Era falible. Pudieron madrugarnos, pero fueron muy lentos. Nos habían estado presumiendo una pila de esas cosas que no cambian nada; reglas del oficio, tecnología de antes, política de fierro. Se habían dejado el piyama puesto por demasiado tiempo, sabían que en la correlación de fuerzas solo tenían su montón de plata para negociar.<br />
Tenían miedo de perder sus privilegios.<br />
Y los iban a perder, porque esa es la ley de la vida: tenemos que morirnos para que la especie perdure y se adapte. La raza de los que mandan se hace lugar a sí misma.<br />
El tema era que había demasiado sobre lo que pelearse; y no estamos hablando de la clase de gente a la que le importa si alcanza para todos o no. Había un espíritu deportivo, algo espartano dando vueltas. Claramente, no lo iban a entender por las buenas; ese fue nuestro error. En realidad, yo ya lo sabía. Lo sabía, pero no me había prevenido con ninguna garantía, o un respaldo; que es lo mismo que admitir que no lo sabía. Pero decir que no lo sabía, sería mentir; y yo no miento, porque es aburrido.<br />
Y, a parte, mentir era de lo que ella se encargaba.<br />
Así fue como nos conocimos. De hecho, yo le compré lo que me estaba vendiendo; pero ella fue buena (u otra cosa, que tuvo las mismas repercusiones) y se apiadó de mí. La relación fue creciendo, no gracias a la confianza, sino a la afinidad. O la compatibilidad. O la necesidad; no estoy seguro.<br />
Otra cosa que ya sabía, es que no existe el crimen perfecto. Es decir, existe, pero no es un crimen; es <i>tenerla clara</i>. Ese camino nos conducía hacia una situación en la que no podíamos exteriorizar nuestro orgullo. Incluso entre criminales, tampoco éramos lo que se dice un guante blanco. Porque una cosa es que el ladrón crea que son todos de su condición, pero yo ya empezaba a sentirme como Lupin III. Improvisábamos mucho, dejábamos huellas y teníamos un estilo por el que estaban empezando a reconocernos: nada de lo que es bueno para negocio.<br />
-¿Vamos?<br />
-Deberíamos. ¿Ésta camisa está bien?<br />
Depositó su ojo de rapiña sobre mis detalles.<br />
-Perfecto -soltó, como si fuera algo malo, y me desabrochó el botón del cuello. Después resopló, evitando intencionalmente que nuestras miradas se cruzaran. En su resoplido se translucían un millón de pensamientos irresueltos:<br />
-Yo manejo -decretó.<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFH34WAyp7ing4wGes1VKUjd0u9xrKMNf2TqhjWEUkyVu_POT264R6v-_FE4aQSRG4oOVg8B3AT5xS3U1awAfmFZ4_flbzeDNT9-GFyEe5uHe9fycvIKiaye4HUmdhM4Mr3kVG/s1600/pandora.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFH34WAyp7ing4wGes1VKUjd0u9xrKMNf2TqhjWEUkyVu_POT264R6v-_FE4aQSRG4oOVg8B3AT5xS3U1awAfmFZ4_flbzeDNT9-GFyEe5uHe9fycvIKiaye4HUmdhM4Mr3kVG/s1600/pandora.jpg" /></a></div>
<br /><div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-67721973923278200352015-04-23T20:15:00.001-07:002018-06-23T21:08:19.322-07:00suerte con eso-Chabón, ¿qué te pasó?<br />
-Se me vino el mundo abajo -contestó, con esa elocuencia pretenciosa que nos molestaba a todos, y de la que no conseguíamos separarlo ni cuando lo ahogábamos en vino.<br />
Me agazapé para estar a su altura, cuidando de no embarrarme con la vomitada:<br />
-¿Querés agua?<br />
-No... -se enderezó contra la pared e hizo una pausa, hasta que se le pasó el mareo-, dame un pucho.<br />
-Mejor nos corremos de acá -dije, señalando el vómito con un gesto de la cara.<br />
-Bancá, ni bien pueda me levanto.<br />
Dudé un instante. Se había roto el pantalón en la caída y le sangraba la rodilla.<br />
-Bueno, te busco un vaso de agua y vuelvo, ¿dale?<br />
Giré y me alejé en dirección a la puerta, desde la que venía la música. Yo también estaba en pedo.<br />
Soltó una voz que me pareció lastimosa:<br />
-Pará, no me dejes.<br />
<br />
<a href="https://40.media.tumblr.com/d0ff10faeb1afe3b0e9e33526a54ceec/tumblr_nibxzezwMb1qac7nso1_1280.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; display: inline !important; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="273" src="https://40.media.tumblr.com/d0ff10faeb1afe3b0e9e33526a54ceec/tumblr_nibxzezwMb1qac7nso1_1280.jpg" width="400" /></a><br />
<br />
Volví a girar para mirarlo. Nos quedamos en silencio.<br />
-Yo... -empezó-, no sé, qué se yo; todos me miran como si fuera un enfermo. ¿Es tan raro lo que me pasa? Estaba escuchando la radio, de repente aparece un tema buenísimo, y después vuelve la porquería de moda que no tiene nada interesante. Es natural que me quedara con ganas de escuchar el disco entero, ¿cierto?<br />
Estaba tan oscuro que no podía verlo, pero supuse que sus ojos brillaban.<br />
-¿Cuánto tiempo pasó? -le pregunté, sin ganas. Tampoco éramos tan amigos.<br />
-Seis meses.<br />
-Seis meses ya... Bueno, cualquiera de estos días te vas a levantar y no te vas a acordar, creéme.<br />
Sacudió la cabeza con lentitud, negando pesadamente:<br />
-Pero yo quiero acordarme; yo necesito acordarme de todo -se rió-, es lo mejor que me pasó en la vida.<br />
-Nah, eso no es cierto -supuse.<br />
-Creo que sí, no se me ocurre otra cosa. Intento pensar en cosas buenas que me van a pasar, pero no aparece nada. ¿Sabés qué flashé?<br />
-¿Qué?<br />
-Agarrar una noche, y salir solo. Ir a donde nadie me conozca, y ver si consigo olvidarme un rato de Julia. Capaz el problema es que cuando los veo a todos, medio que me la recuerdan.<br />
-Capaz -asentí.<br />
-Si... alejarme un poco ¿viste?, y olvidarme por un rato.<br />
-Suerte con eso.<br />
-Te parece que no va a funcionar -lo dijo con más enojo que resignación.<br />
-Ni idea. Igual está bueno, yo que vos lo intentaría -concilié.<br />
Se puso a tararear la melodía de fondo. No se cómo la escuchaba, yo estaba al lado de la puerta y no había reconocido el tema. Pude ver el vómito en el piso; era una lanzada con equilibrio estético, pensé que se parecía a una pintura de Pollock: había algo de rojo, naranja y amarillo; y los largos grumos de brownie le aportaban líneas negras de distinto trazo.<br />
-Che -se interrumpió, en cualquier punto de la canción.<br />
-Decime.<br />
Largó un suspiro largo:<br />
-Nada, dejá... ¿no tenés un pucho, no?<div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-45473964745022760052015-02-12T21:35:00.001-08:002017-10-06T23:30:09.532-07:00MUCHA PIROTECNIA<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /><br />Entonces la espada se hamacaba al compás de la cumbia como el huevo sobre el muro y los mortales temieron por los riesgos hasta que del otro lado del océano vieron que había empezado una fiesta donde la palabra permitido no existía. Eso fue hace miles de años, y vos ya estabas ahí. La leyenda cuenta que peligro y libertad van de
la mano, porque tienen una relación íntima desde hace mucho tiempo.
Dicen las viejas que él le pegaba porque ella le mentía. Parece
que se gustaron a primera vista, y siendo los dos histéricos y
celosos tuvieron que elegir entre separarse, o alejarse juntos del
resto. Y se embarcaron hasta el país que cruza los hielos, pero
luego unos gordos caballeros dijeron que ella les había firmado papeles verdes que significaban el divorcio, y desde entonces él
tiene orden de restricción, pero nunca dejaron de gustarse y todavía
si te juntás con alguno de ellos, el otro aparece para mostrarte que
siguen dándose besos besitos.<br /> Fue cuando se dividieron las partes del año en
dos, y no exagero si digo que armaron grandes quilombos. En esa época
todos miraban Ritmo de la Noche, porque los milicos. Ahí se
descubrió que la fama era a la gloria, lo que el brillo es a la luz.
Grandes notarios accedieron a la inmortalidad de los laureles
redactando en prosa y rima las crónicas de los pormenores ajenos. No
eran malas rimas.</span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"> Pero sus días estaban contados. Desafiaron a la
familia grande, y pronto no quedó quien no hubiera sentido hablar del
tema. El casado casa quiere, ¿cierto? así que se escaparon los dos
juntos.</span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"> Y el amor estaba celoso de ellos. Un pelotudo
dijo que es ciego y la locura lo acompaña; la verdad es que aquellos
señores de panza con billetes le prometieron al amor que alejarían
a la libertad del peligro. El amor lo compró todo, lo vendió todo;
porque no piensa con la cabeza.<br /> Fueron momentos difíciles y entretenidos.<br /> Pero lo que importa es que te vi; esa eras vos
en la montaña quemando los restos de un naufragio, y entonces un
libro se cerraba, otro empezaba, y nada iba a ser comprendido por las
antiguas teorías racionales para las que ya se había inventado el
lenguaje en el palacio del mono.<br /> </span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://40.media.tumblr.com/83956551382b85b69741d4c3b4658b8c/tumblr_mznjmlWVYA1s4eggto1_1280.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://40.media.tumblr.com/83956551382b85b69741d4c3b4658b8c/tumblr_mznjmlWVYA1s4eggto1_1280.jpg" width="400" /></a></div>
<div>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"> <br /> Estoy hablando de otro momento diferente, sin
el cual resulta casi imposible entender nada. Al parecer, una mano
firme había destapado el frasco de la imaginación. La radiofonía
sin hilos se había encargado de extinguir a los nahuales en los
bosques, y el sol brillaba veinticuatro horas por día para que esa
canción que estaba de moda sonara y no parara de sonar en los pocos
países que disfrutaban de un inmerecido período de entreguerras.
Los engranajes llegaron para quedarse, como una constante integrada a
la mentira fundamental que gobierna las acciones cotidianas: el alma
del trabajo. Hubo que festejarlo con pirotecnia.</span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Mucha pirotecnia.</span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i>En esta época</i> el Amor tenía una aventura con
la Libertad. Fue lindo pero todo terminó cuando ella se enteró que
estaba embarazada, porque no se sabía quién era el padre. La Prensa
chismosa especuló con el Amor y el Peligro, pero la verdad era que
este hijo lo había tenido con el Demonio de la Ciencia, cuando usaba
el pseudónimo de Secreto en las fiestas de disfraces. El hijo fue
abandonado y nadie lo quería. Se llamaba Virus. Pero, claro, siempre
habías sido compasiva y te encariñaste con él.</span><br />
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El amor, el
secreto, la libertad, el peligro y la ciencia. Eran todos igual de
culpables de que te fueras, y no pasa un día sin que los odie.</span></div>
<div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-21566327.post-13346804643481308502014-12-01T01:18:00.000-08:002017-10-07T20:30:13.871-07:00Algo para quemar<br />
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Yo no debería estar en la calle. A veces creo que lo mejor sería internarme. No es que me sienta particularmente peligroso para mí o para el resto (o capaz que sí), sino que me preocupa esa convicción de estar viviendo lo último de cordura que me queda. De sentir algo vivo adentro.<br />
Desde que tengo memoria fui consciente de ese límite, esa constante a la que han llamado el borde del vaso, y supe reconocerme y medirme en su distancia. Ahora esa presencia habita mi cuerpo, y a medida que la espera se acorta, puedo escuchar (y entender) a las voces. Y de alguna forma, está todo más claro. Pero no soy una bomba de tiempo.<br />
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Es algo que podría haberme sacado cualquier médico. No quise, no lo quise. Tuve pánico a que me intervinieran. Preferí esconderlo todo antes que mirar cómo me cambiaban, mientras mis ojos deambulaban por el mundo buscando algo para quemar. Sonreía, mientras tanto, y respondía siempre que sí. Aguanté la respiración lo suficiente, y superé los exámenes de aptitud (o mediocridad) necesarios para no levantar sospechas. Pero no era una bomba de tiempo. Era, más bien, como el furor constante de un fuego blanco sin llama; una radiación antinatural, que lastima lo que toca sin dar ningún calor.<br />
Abandoné la cordura de joven, como quien pierde la fe. Desde entonces, fingí sostenerme en un punto medio. Ahora mi hipocresía cuelga de un hilito, y no me da miedo; lo que me preocupa es saber lo poco que hace falta para que un hombre se rinda ante alguna de las muchas formas de locura que lo acechan.<br />
Habito con un pié en la tierra de los enfermos; la locura tiene lo irreversible de la muerte, y eso lo sabemos todos. Pero tampoco abandono (o resigno) esta vida que conozco, las convenciones sociales. Acá nunca tuve lugar, allá me están esperando. Y todos los días que pasan, resisto con más o menos esfuerzo (con más o menos ayuda) la tentación a ceder por sentir que lo único que me retiene es la cobardía.<div class="blogger-post-footer">(No jodan)</div>Welshirehttp://www.blogger.com/profile/13205746458092775852noreply@blogger.com