20 July, 2015

Comela


¿Viste cuando soñás que estás en el colegio, y es de noche?
Es como cuando se te ocurre algo, pero no tenés a quién contárselo.
Lo vas a entender si alguna vez fuiste al cine y adentro no había nadie.
Ponele que sabés lo que se siente no tener plata.
Estar en el desierto.

Era como esconderse, para que no te fajen. Y sonreir.
Como seguir caminando, para que no te la busquen; porque es así.
¿Me estabas hablando? Claramente.
Ponele que a las palabras se las lleva el viento.
Vos dirás, "Pero habíamos quedado en vernos a las cinco de la tarde".
¿Cómo es que nunca te preguntaste nada de todo esto?
Ese es el broche de oro.

¿Y lugar para mí no había?
-No, te lo tenías que hacer vos.
Pero a qué precio.
"En realidad, todo te lo tenías que hacer vos".
Ponele que la puerta está abierta para que hagas lo que más quieras.

El tema es el Thelema.
Mientras haya personas, y tengan tiempo.
¿Y la escuela? ¿Y el trabajo?
¿Y esas cosas que nunca hablamos, pero que los dos sabemos?
Bueno, al final no era para tanto.
Era pura publicidad, o maldad de la época.
Fábulas para las moralejas.
Terapeutas para las bolsas de arena.
Comela.
¿Entendés lo que te queda?

La felicidad de una tarea bien hecha.
Una estrellita en la frente, o un dibujo en la heladera.
Jugá conmigo. Reite de mí.
Escondete para que te busque.
Dame otra oportunidad.
O mejor no lo hagas.
Gritando hasta que se te vayan las ganas.
Pero después no te enojes.
O enojate.

Tomó un trago largo y me dijo:
"Nene, ya estamos grandes".


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